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NUTRICIÓN Y ESTALLIDO SOCIAL

Fernando Mönckeberg

Declara, con expresión compungida, este hombre mayor, afable, sonriente y cálido, con apariencia de no matar una mosca. El responsable de haber erradicado la desnutrición infantil en Chile, destacado y premiado pediatra e investigador, analiza aquí el impacto de su logro sobre las expectativas de las actuales generaciones bien alimentadas.
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Me recibí de médico en 1952, ese mismo año me casé. Entonces Chile era un país extraordinariamente pobre. Con seis millones de habitantes, las condiciones de vida eran deplorables. Era quizás uno de los más atrasados de la región. El ingreso per cápita anual era de 400 dólares; o sea, la gente vivía con poco más de un dólar diario; el analfabetismo superaba el 60 por ciento; la mortalidad infantil era de 150 por cada mil nacidos vivos y el 23 por ciento de los recién nacidos pesaba menos de 2,5 kilos; a los 15 años se había producido el 50 por ciento de las muertes, por lo que la expectativa de vida al nacer era de 38 años. El 63 por ciento de los que sobrevivían, a los 5 años de edad, presentaban daños significativos: retardo de su crecimiento físico y bajo desarrollo intelectual. Sólo el 12 por ciento terminaba la educación completa y un 2 por ciento accedía a la universidad.
Hace notar que en el Chile de los años 50, “la pediatría era una lucha diaria contra la muerte masiva de niños. Cuando partí trabajando, en el Hospital Arriarán cada día morían unos 15 niños. Eran tantos, que ni siquiera se les hacían autopsias, porque las causas eran sabidas: bronconeumonía, diarrea, todos problemas asociados a la miseria y a la desnutrición. Y la tragedia mayor no era que se murieran los niños, sino que los que sobrevivían lo hacían con taras mentales y físicas. Por eso, de cada 100 niños que comenzaban la educación básica, sólo 20 la terminaban. Nuestras investigaciones demostraron que la causa de esa enorme deserción era la incapacidad de aprender por limitaciones intelectuales, consecuencia de la desnutrición”.

“Promover la salud en la primera infancia: (i) Garantizar controles médicos regulares oportunos, de calidad y sin copago para todas las mujeres durante su embarazo y su fase posnatal, así como para todos los niños y niñas en sus primeros 1.000 días de vida desde un enfoque preventivo; (ii) Reducir la obesidad y el sobrepeso infantil, a través de estrategias intersectoriales que promuevan y faciliten la lactancia materna, la adopción de hábitos saludables y erradicación de ambientes obesogénicos, tanto en establecimientos educacionales y de salud, como en los barrios y el hogar y a través de la mejora de las áreas verdes seguras y de calidad en todos los barrios. (iii) Mejorar la detección de rezagos socio-emocionales (precursores de espectro autista y otras condiciones), fortaleciendo la oferta de programas especializados que atiendan oportunamente a niños y niñas que presentan esta sintomatología”.

Esta es la recomendación número 13 del estudio “Nacer y Crecer en Pandemia y Vulnerabilidad”, publicado este 2021 por la Alianza para la Erradicación de la Pobreza, de la cual Hogar de Cristo forma parte activa.
Los primeros

Días de un niño son cruciales.

Nuestros

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Autoría

Idea Creativa: Sucky Luthan y Ximena Torres Cautivo | Realización y Programación: Agencia Bireal y Jaime Menares
Entrevistas: Ximena Torres Cautivo | Fotografías: Banco de imágenes y Alejandro Maltés
Un producto de la Dirección de Contenidos del Hogar de Cristo
Diciembre de 2021

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Idea Creativa: Sucky Luthan y Ximena Torres Cautivo
Realización y Programación: Agencia Bireal y Jaime Menares
Entrevistas: Ximena Torres Cautivo
Fotografías: Banco de imágenes y Alejandro Maltés
Un producto de la Dirección de Contenidos del Hogar de Cristo
Diciembre de 2021

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