Investigación
Ser menores de edad, mujeres, vulneradas en sus derechos, con una medida de protección del Estado y vivir en situación de pobreza y exclusión, es un empalme de desventajas, que se conoce como interseccionalidad de género, concepto fundamental para comprender la magnitud de la discriminación y desigualdad que afecta a esta población.
Para proteger y cuidar a estas niñas corresponde situarlas en un contexto sociocultural e histórico específico, en el que las experiencias de vulnerabilidad, pobreza, exclusión y violencia se ven potenciadas por una profunda desigualdad de género. Ahora, además, la crisis sanitaria, económica y social producto del COVID-19, ha expuesto e intensificado las inequidades de género. Esta situación no solo repercutirá en la pobreza en general, sino que se está concentrando principalmente en las mujeres, sobre todo en las más pobres: madres, tías, abuelas de las niñas y adolescentes que hoy ingresan al sistema de protección especializada chileno.
Este libro expone la “ecología de riesgo” que rodea a estas niñas y que involucra factores societales, comunales e individuales. La mayoría de las chicas que ingresan a programas residenciales del sistema de protección es por maltrato en la esfera sexual: abuso, violación y explotación sexual comercial. El gran desafío es proponer, desde la evidencia, estrategias y herramientas efectivas para abordar estas experiencias traumáticas desde una perspectiva relacional, terapéutica y especializada. La meta es fomentar –en la vida cotidiana de estas niñas– el afecto, la confianza en los demás y en sí mismas, la autoestima, garantizándoles un espacio protector, seguro y estable, que les permita un futuro mejor.
Y entregar además conocimientos y herramientas concretas para que los equipos puedan hacer frente a los estereotipos de género y a la discriminación, lo que incluye al propio sistema de protección de la niñez y a los servicios con los que interactúa, como educación, salud y justicia, que suelen excluir a esta población y revictimizarla.