Capítulo 4
Trauma en niñas y adolescentes en residencias de protección
La evidencia muestra que las niñas y adolescentes del sistema residencial tienen mayores trastornos de salud mental, diagnósticos psiquiátricos y conductas disruptivas en comparación a sus pares hombres. Esto estaría asociado a la alta incidencia de violencia en la esfera sexual que presentan las niñas y adolescentes, como abuso sexual, violación y explotación sexual comercial. Asimismo, los estudios afirman que ellas presentan mayor cantidad y duración de experiencias adversas. Por lo tanto, es posible inferir que la gran mayoría de las niñas y adolescentes de los centros residenciales presenta trauma complejo, que debe ser abordado de manera comprehensiva.
Paralelamente, la literatura señala que, en comparación con los hombres, las mujeres tienden a manifestar mayores sentimientos de culpa y sentirse conflictuadas respecto de la responsabilidad del abuso sexual. Al mismo tiempo, tienen mayor temor que los hombres de ser juzgadas en su relato y que se ponga en duda la veracidad de su testimonio. Esto se conoce como dinámicas traumatogénicas, que son los sentimientos de estigmatización, traición, impotencia y sexualización traumática que viven las mujeres que han sido víctimas de abuso sexual o violación. Estas disposiciones estarían asociadas con un mayor desarrollo de psicopatologías en las niñas y adolescentes.
Un hallazgo fundamental para el trabajo en residencias de niñas y adolescentes es la necesidad de identificar a aquellas que han sufrido abusos sexuales. Esto no es solamente crucial desde la perspectiva de necesidades de tratamiento especializado, sino también desde la extrema vulnerabilidad y riesgo que este grupo presenta dentro del grupo de las niñas y adolescentes en contexto residencial.
El trauma complejo es la exposición prolongada a estas circunstancias, la repetición de múltiples experiencias de estas características o la gravedad de un evento aislado puede conducir a estrés tóxico, que se refiere a la activación del sistema nervioso de manera aguda, frecuente o prolongada, lo que impacta el desarrollo y la salud de la niña, niño o adolescente a largo plazo, afectando el desarrollo cerebral, generando niveles elevados de actividad y vigilia, alterando el aprendizaje, la concentración y la capacidad de regular las emociones y generando problemas de salud física y psicológica importantes. Además de estas áreas, se ve seriamente afectada la capacidad de relacionarse con otros, el desarrollo de habilidades sociales y la confianza.