Jeremy Hernández “Quiero salir de la rutina de mi vida, de querer algo pero no puedo”

Publicado el 28/02/2018

Hace unos días, Jeremy Hernández, de 19 años, finalizó su pasantía de más de un mes en el exclusivo hotel The Ritz-Carlton, gracias a una alianza que fundación Súmate, del Hogar de Cristo, suscribió con la reconocida cadena hotelera. El objetivo es ampliar las posibilidades de trabajo a jóvenes que alguna vez estuvieron fuera del sistema escolar, entregándoles herramientas y conocimientos que les permitan desempeñarse en el rubro hotelero. Y Jeremy es el pionero. Luego de finalizar sus estudios de enseñanza media a fines del año pasado en el colegio Padre Álvaro Lavín de Súmate, se aventuró a conocer y vivir la experiencia de trabajar en el hotel ubicado en Las Condes.

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“Me interesó porque no sabía nada de hoteles y me gustó porque me di cuenta que es un hotel bueno, donde todo es compañerismo. Si uno necesita algo, buscan la manera de solucionarlo. Estar en un hotel cinco estrellas, donde la exigencia es alta, donde tus fallos no son sólo tuyos, sino del equipo en general, entonces aprendes a trabajar en grupo, y te das cuenta que esto te lleva a aprender y conocer de todo”, cuenta Jeremy, quien vive junto a sus padres en Estación Central.

No fue fácil. Primero estuvo en cocina, pero se dio cuenta que no era lo suyo y solicitó estar en otra labor, pudiendo entonces compartir con el área de ingeniería del hotel, que definitivamente es el rubro donde se proyecta. Para Jeremy las dos experiencias fueron engrandecedoras, pero sin duda, su estadía en este último rubro servirá montones para su próxima paso. En marzo ingresa a Inacap a estudiar ingeniería en climatización y contará nuevamente con el apoyo de Súmate, pues será parte del programa “Súmate Oportunidad”, el cual otorga beca y acompañamiento académico a jóvenes en educación superior. “Me gustó climatización porque es más práctico. Tengo que aprender cómo funciona algo y ponerlo en práctica”, dice.

Jeremy llegó al colegio Padre Álvaro Lavín el año 2016, luego de repetir tres veces en el establecimiento en el que estaba. Con su mamá buscaron un lugar donde realizar sus estudios de enseñanza media, en modalidad dos por uno, pero que fuera diurno. Hasta que encontraron una oportunidad en el centro de fundación Súmate ubicado en Maipú. Era más lejos, más tiempo de traslado, pero valía la pena. “La diferencia es la motivación que te dan. Las ganas de apoyarte con frases como: ‘vas a aprender, tú sabes’. Se preocupaban de ti, de todos. Las clases eran más didácticas y había mucha más cercanía. Era más como una familia que sólo un profesor con sus alumnos”, comenta.

Y agrega, con motivación: “Sin estudios voy a tener que trabajar siempre por sueldos de baja escala y la idea no es andar diciendo que no me alcanza para esto o que no puedo. Quiero salir de la rutina de mi vida, de querer algo pero no puedo. Entonces quiero que mi familia, mis hijos a futuro, no pasen por esto. En 10 años más me gustaría tener algo fijo para vivir. Un trabajo estable y constante”.

Liliana Cortés, directora ejecutiva de fundación Súmate, cuenta que “para Súmate esta es una posibilidad real de cumplir la promesa a los jóvenes de que su vida será distinta. Cuando llegan a los colegios de la fundación son súper valientes por retomar sus estudios, porque por sus brechas y experiencias de fracaso, no les es fácil. Hay ahí un tema reparatorio muy importante de trabajar. Tener este tipo de oportunidades es mostrarles un horizonte, un horizonte real por el que vale la pena todo el esfuerzo que están haciendo”.

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