Aprender fuera de las aulas es posible para todos. Así lo explicó el académico de Stanford cuando expuso sobre aprendizaje-servicio, una metodología que desde hace años se aplica en Estados Unidos. Aquí te contamos de qué se trata este método que se baraja como una alternativa de enseñanza para los colegios Súmate.
Por María Luisa Galán
En una cálida biblioteca de la Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH), se reunió el académico de Stanford, Luke Terra, con profesores de Súmate. Viajó kilómetros para conocer por primera vez Chile y relatar en directo sobre la metodología de enseñanza: aprendizaje-servicio.
Él es subdirector del Haas Center for Public Service, de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. Se trata de un centro que conecta los estudios con la comunidad y el servicio público para estrechar lazos y desarrollar líderes públicos efectivos.
La metodología que Luke Terra presentó a profesores del colegio Betania, de Súmate, se enmarca dentro del Proyecto Enjambre, que se está realizando junto a la UCSH. Esta iniciativa busca nuevas propuestas pedagógicas y organizacionales para atraer y retener a jóvenes excluidos del sistema escolar.
-El compromiso de los profesores de trabajar con jóvenes en torno a este proyecto es emocionante y urgente. Entiendo que hay jóvenes en Chile que no tienen las oportunidades que otros. Y este proyecto es una oportunidad para desarrollar confianza y que ellos sientan que tienen algo en qué contribuir, lo que es esencial si quieres que los jóvenes sean exitosos.
Luke da un panorama de lo que sucede con los jóvenes en Estados Unidos que no asisten al colegio. Cuenta que muchos estudiantes, cuando cumplen 16 años, abandonan las salas de clases. Para los menores de 16, hay escuelas alternativas para que puedan terminar su educación. Estos, al igual que en Chile, son jóvenes que desestimaron seguir estudiando por embarazo o problemas conductuales.
Para aquellos que tienen entre 16 y 18 años, explica que si bien hay programas educativos, no hay una red de trabajo y ayuda. Cuenta que aunque pueden obtener un diploma que les permita egresar de la enseñanza secundaria, no es una ruta fácil para ellos.
-¿La educación formal quedó obsoleta?
-Sí. Y creo que sigue siendo bien dominante. Las escuelas se organizaron en torno a ese tipo de instrucción centrada en el docente y para los docentes. Para ser honesto, es más fácil enseñar de esa manera. Es más desafiante enseñar en el aprendizaje basado en proyectos, el aprendizaje basado en problemas, el aprendizaje-servicio. Asumir voluntariamente un modelo de enseñanza así es mucho más desafiante. No debería sorprender que los maestros, al tratar de manejar entre 35 y 40 niños en un aula, vayan a utilizar un modelo que conocen. Para aquellos que vemos el valor de involucrar a los estudiantes de diferentes maneras, debemos apoyar a los profesores a superar sus dudas y experimentar con ellos estos diferentes tipos de pedagogías.
-¿Qué es aprendizaje-servicio? Y, ¿cómo puede ayudar a jóvenes en situación de vulnerabilidad?
-Aprendizaje-servicio, para cualquier población estudiantil, brinda oportunidades para que los estudiantes conecten el aprendizaje académico, matemáticas, ciencias, lenguaje, historia, con comunidades. Esto brinda oportunidades de aplicación y eleva los órdenes de pensamiento, que siempre queremos que los estudiantes alcancen. Es una pedagogía que conduce a un aprendizaje mucho más profundo para cualquier estudiante. Y por eso es una buena pedagogía, independiente de la escuela en la que estés.
Luke explica que esta metodología genera compromiso e interés, sobre todo entre quienes se han visto excluidos del sistema educacional. Esta forma de enseñanza no apuesta porque los jóvenes memoricen, sino que también sean capaces de resolver problemas reales.
“Estar en un aula que realmente les brinda oportunidades para aplicar y no solo aprender, conducirá a niveles mucho mayores de compromiso e interés para estos estudiantes. Debemos ser capaces de pedirles que no solo memoricen un montón de datos, sino que utilicen esos datos para resolver problemas reales. Entonces creo que es una pedagogía particularmente fuerte, que permite que realmente se involucren”, comenta Luke.
-En la práctica, ¿cómo funciona esta metodología?
-Lo primero que es importante tener en cuenta es que cuando comienzas a planificar un proyecto de aprendizaje-servicio no dices: quiero crear un proyecto que sea divertido o útil para las comunidades, sino que te fijas en la clase que enseñas. Si soy profesor de ciencias y tradicionalmente pido a los estudiantes que tomen muestras de agua para que aprendan a buscar contaminantes; en aprendizaje-servicio es pensar: si esos son los objetivos de análisis químico, ¿cómo podría hacer que los aprendan de una manera que sea beneficiosa para las comunidades? Podríamos pedir que los jóvenes tomen muestras de agua de diferentes granjas vecinas. Testearlas y que luego entreguen la información a estas familias.
Agrega: “Adicionalmente, tendrán el desafío de tener que salir y recolectar muestras reales pensando en cómo hacerlo de una manera que sea integral en el proceso científico. Pensar en cómo negociar con el vecino, que les dé acceso a la granja y luego entregarles los resultados”.
Terra también ejemplifica para el caso de un profesor de historia. Él, en particular, prefiere que sus estudiantes aprendan sobre historia a partir de varios testimonios. Propone, entonces, bajo esta metodología, que los jóvenes entrevisten a sus abuelos o a los adultos mayores de la comunidad. Para ello, deben aprender a entrevistar y comunicarse.
¿Qué pasa con los tímidos? El académico de Stanford apunta a que como es una metodología de trabajo en equipo, ese joven puede tomar apuntes u organizar el trabajo. “Todo es una oportunidad para ayudar a desafiar a nuestros estudiantes a desarrollar confianza y cosas diferentes que inicialmente podrían evitar, pero que si se les da la oportunidad, pueden intentarlo”.
De acuerdo a lo que explica Terra, si bien la metodología aprendizaje-servicio comenzó a aplicarse en los años 80, en Estados Unidos, sus raíces datan de los’60. Inicialmente se aplicó en las universidades y, luego, pasó a la enseñanza secundaria. En Chile, estamos recién explorando.
La visita de Luke Terra fue posible gracias a los fondos de “CO-LABORATORIO”, Fondecyt Regular 1212094.