Esa fue la sensación con que se fueron una decena de estudiantes del colegio municipal Unión Latinoamericana de Estación Central después de reunirse por primera vez con “los viejos” de Hogar de Cristo. Todos destacaron el encuentro, que, sin duda, es una gran terapia para los adultos mayores que también beneficia a los niños.
Por Mauricio Bascuñán A.
17 Abril 2019 a las
18:26
El pasado viernes 12 de abril en la casa de acogida Josse Van der Rest del Hogar de Cristo se reunieron una decena de adultos mayores con estudiantes de la escuela municipal Unión Latinoamericana de Estación Central, para compartir experiencias de vida y derribar mitos incrustados en la sociedad. La actividad se denominó “encuentro de generaciones” y debería convertirse en una tradición que hereden los estudiantes de colegios municipales con participantes de la fundación.
Los alumnos de séptimo básico llegaron a la casa de acogida con ganas de conversar y de compartir anécdotas de vida, sus gustos y formas de construir un país más inclusivo para los mayores, los migrantes y las personas con discapacidad. “Somos todos iguales finalmente. Que hayan venido los niños me parece genial, y que vengan de distintos países y culturas, nos parece más meritorio”, convinieron los participantes de Hogar de Cristo, que durante su juventud trabajaron como pescadores, maestros de la construcción, vendedores, artistas y que, por diversas circunstancias, dejaron en algún momento su hogar para vivir por varios años en situación y calle, hasta llegar a residir en el Hogar de Cristo.
La inspectora Miriam Díaz, que acompañó a los estudiantes, destacó que era la primera vez que visitaban una hospedería de adultos mayores. Recalca: “Estamos muy contentos de la visita, esperamos volver pronto. Recién se acabó la actividad y varias chicas ya me están preguntando cuándo vamos a volver. Les gustó mucho. Seguro que llegarán con muchas historias para contar”. Afirma que el colegio se destaca por lo multicultural, su vocación social y su disposición a cooperar en diversas causas.
Miriam confiesa que en las actividades de la jornada le afloró el recuerdo de sus padres, quienes hace poco fallecieron: “Soy vieja ya, pero los echo de menos. Uno de los participantes se llamaba Fernando, como mi papá”, dice, emocionada. Recuerda que todos los niños y niñas hablaron muchísimo de los lindos recuerdos que tienen de sus abuelos, lo que potenció la actividad. “Nos gustó mucho. Y nos vamos con el corazón inflado”.
Heliana Rodríguez, terapeuta ocupacional de la casa de acogida, manifiestó su alegría por la actividad, su buen resultado y el intercambio generacional: “Los chicos partieron con un poco de miedo y al final crearon vínculos importantes”. Destaca que los adultos mayores aprovecharon la jornada para hablar de sus pasatiempos, sus anteriores trabajos y las actividades que realizan en Hogar de Cristo. “Más que una actividad formal entre niños y adultos, sirvió para encontrarse con el otro y romper el individualismo. Esto vale la pena; hay muchas más cosas en común entre generaciones de las que uno piensa. La falta de familia, las relaciones quebradas, generan mucha soledad y este tipo de reuniones sana, son terapéuticas”.
Los alumnos se mostraron sorprendidos, sobre todo con la personalidad de los adultos mayores, quienes los guiaron para hablar de los mitos de nuestra sociedad, especialmente con respecto al aporte que ellos hacen al país. “Pude decirle a Fernando que los abuelos sí aportan con su sabiduría y experiencia”, mencionó Michel Mones, de 12 años. Todos aplaudieron la idea de continuar con actividades similares en la hospedería y recalcaron que al regresar le dirán a sus compañeros lo bueno para hablar y simpáticos que son los viejos de Hogar de Cristo.
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