Main Donate Form

$ 0

Kinesiólogo Javier Binimelis:

“Habrá muchos afectados en su salud física y mental”

El profesional a cargo del área salud de Hogar de Cristo en la Región de Valparaíso, advierte del gran problema que muy pronto se dejará sentir entre los damnificados de los incendios recientes, tanto en su salud física como mental. “La pérdida de seres queridos y del techo, son duelos que les afectarán sicológicamente”.

Por María Teresa Villafrade

16 Febrero 2024 a las 15:31

Durante el recorrido por las zonas más afectadas por el mega incendio de Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana, es posible ver a hombres, mujeres, niños y personas mayores damnificadas trabajando a todo sol, sin elementos de protección. Ni de las vías respiratorias, como las mascarillas, ni de protección para evitar la fiereza de los rayos ultravioletas, en la dura etapa de la remoción de escombros. Se nota en muchos rostros, brazos y cuellos enrojecidos el efecto de trabajar todo el día, expuestos a los inclementes rayos solares.

Además, está el excesivo esfuerzo físico que se requiere para limpiar los terrenos y poder volver a levantar sus precarias viviendas. Latas calcinadas al hombro, ladrillos, árboles y ramas quemadas, en fin, todo tipo de material pesado que les urge sacar de allí.

Damnificados y voluntarios trabajan incansablemente en la remoción de escombros en el campamento Manuel Bustos de Viña del Mar.

Pero más que el futuro problema músculo-esquelético que tendrán, al kinesiólogo de Hogar de Cristo, Javier Binimelis (36), le preocupan los problemas de salud mental que, más temprano que tarde, les afectarán.

“La pérdida de seres queridos y del techo en el que vives, sea precario o no, son duelos que ellos van a tener que enfrentar y que, sin duda, les afectará sicológicamente”, dice mientras recorre el campamento Manuel Bustos, uno de los cuatro asentamientos más duramente golpeados por la tragedia del 2F.

Sí, porque así como recordamos el terremoto del 27F, la propia autoridad de gobierno ha reconocido que éste es el segundo mayor desastre en el país después de ese dramático evento de 2010, con 132 fallecidos hasta el momento, más de 18 mil personas damnificadas, 6.900 viviendas afectadas y más de 10 mil hectáreas quemadas.

LA ESPERANZA SIGUE EN PIE

De los 30 adultos mayores que atiende el Programa de Atención Domiciliaria (PADAM) de Hogar de Cristo en Viña del Mar, ocho perdieron sus viviendas en el incendio. Todos habitantes del campamento Manuel Bustos, el más grande del país, con 1.600 familias.

Un total de seis monitores de trato directo, cada uno con cinco adultos mayores a su cargo, están desde el año pasado en la zona, subiendo y bajando los empinados cerros a través de caminos de tierra, llegando hasta sus casas para prestarles apoyo.

Equipo del PADAM de Viña del Mar entrega apoya a los damnificados por la tragedia del 2F.

A ellos se suman el kinesiólogo Javier Binimelis y la trabajadora social Romina Guerrero. El equipo completo es liderado por la jefa de unidad, Ximena Ahumada. Su labor es muy necesaria. No solo están acompañando y haciendo labores de todo tipo al interior de esos hogares. También activan redes de apoyo y los revinculan con las entidades públicas y privadas, la familia y los vecinos.

Es así como llegaron al Comité Villa La Pradera, que encabezan la dirigente vecinal María Tapia y la secretaria, Angélica Hidalgo. Ambas mujeres de mucho tesón y esfuerzo que lo dan todo por la comunidad, en especial por los que han visto más solos y abandonados: los adultos mayores.

A ellas, Javier Binimelis las asesora en la postulación a proyectos muy preciados para el club de los adultos mayores que funciona en el segundo piso de la sede del comité.

Ejemplo de ello son las máquinas para ejercitarse, recién adquiridas tras ganar una postulación a financiamiento en la Unión Europea.

“Les colaboré en todo lo que fue la fundamentación del proyecto y estaban felices de haber obtenido el primer lugar. Se sacaron un siete en la postulación. Después, cuando recibieron los recursos, las asesoré en el tipo de máquinas que debían adquirir”, explica el kinesiólogo.

Las máquinas de ejercicios no solo tendrán un impacto en el cuidado de la salud física sino también en la salud mental. “La actividad física favorece la interacción social dentro de la misma comunidad y, además, se podrían realizar otros talleres usando estas máquinas”, agrega.

Javier Binimelis asesoró a las dirigentas vecinales, quienes se adjudicaron recursos de la Unión Europea.

Si bien la catástrofe del incendio hizo pasar a un segundo plano el uso de estos aparatos, que se quedaron acorralados en medio de todas las donaciones, es de esperar que una vez que la “normalidad” vuelva, puedan ser utilizados por toda la comunidad.

PROVIDENCIAL CAPACITACIÓN

Javier Binimelis cuenta sobre una providencial capacitación que se realizó hace poco entre los asociados al club del adulto mayor de Villa La Pradera.

“Estudiantes de kinesiología de la Universidad Santo Tomás de Viña del Mar, donde yo hago clases, estuvieron preparando monitores de salud entre los residentes. Les enseñaron a controlar los signos vitales. Los alumnos habían postulado a un proyecto interno y la universidad les entregó aparatos para la toma de presión, saturómetro. Todo eso quedó aquí en el club y ha sido de mucha utilidad en estos duros momentos”, relata.

Alumnos de Kinesiología de la Universidad Santo Tomás de Viña del Mar al finalizar la capacitación como monitores de salud a adultos mayores del campamento Manuel Bustos.

“Esta formación de monitores de salud, en un campamento que es de tan difícil acceso, ayuda a que las personas que se sienten enfermas, puedan ser atendidas en primera instancia por los monitores. Es muy importante en momentos de emergencia en que la ayuda tarda mucho en llegar, como pasó con los incendios”.

También se hizo otra intervención con alumnos de licenciatura en actividad física de la Universidad de Las Américas, quienes fueron a ver el estado de salud de las personas mayores. “Se les hizo una medición y una encuesta para saber qué tanta actividad física realizaban y se les dejaron recomendaciones”, dice.

Alumnos de licenciatura en actividad física de la Universidad de las Américas, enseñan ejercicios a integrantes del club de adultos mayores de Villa La Pradera, en el campamento Manuel Bustos.

Todo iba viento en popa, gracias al programa de Hogar de Cristo y los vecinos de la esforzada comunidad. Pero ahora le llegó el turno a una dolorosa reconstrucción. No sólo de las casas quemadas, sino también del cuerpo y la mente de los damnificados, ahora bajo los efectos de un estrés post traumático.

Cerrar
SOAP