14 Julio 2017 a las 15:45
Existen lugares en el mundo donde el ritmo loco de la ciudad se detiene. El Museo del Padre Alberto Hurtado es uno de ellos. El recinto, ubicado a un costado de su Santuario, en la populosa y activa comuna de Estación Central, alberga encanto, historias e inspiración, por eso los invitamos a conocerlo en familia durante estas vacaciones de invierno.
Alfredo Vega, administrador del lugar desde hace más de 10 años, asegura que “más que un punto de encuentro con la historia del Santo, este es un espacio de aprendizaje y reflexión, que motiva a la acción por los más pobres, al interiorizarse de manera cercana y concreta la obra de Padre Hurtado”.
Con un contador en la mano, que cliquea cada vez que ingresa un visitante al museo, Alfredo, conocido cariñosamente como “el gordo” por los demás funcionarios, lleva dos décadas cumpliendo funciones para el Santuario del Padre Hurtado. Comenzó como guardia en la puerta principal del recinto y tras 11 años fue elegido para hacerse cargo del Museo, transformándose en un actor clave en su historia.
A diario, el Museo recibe a alumnos de colegios, miembros de instituciones y personas que se sorprenden con el moderno edificio de más de 700 metros cuadrados, obra del prestigioso arquitecto Cristián Undurraga. De él son obras tan importantes como la remodelación de la Plaza de la Constitución, el Museo de Artes Visuales, el edificio de la Municipalidad de Las Condes, el Pabellón de Chile en la Expo Milán 2015 y la Capilla del Retiro en Los Andes, por la que fue elegido entre los siete finalistas del Mies Crown Hall Americas 2014, que premia lo mejor de la arquitectura del continente.
El Museo del Padre Hurtado además de ser un joya arquitectónica alberga el espíritu del este revolucionario líder social. Incluso, durante el recorrido es posible escuchar su característica voz en discursos que quedaron registrados y que acompañan a los visitantes. También está su conocida camioneta verde, una Ford 1946, que hasta el día de hoy sigue recorriendo Santiago, con ocasión de las rutas de calle, en que los voluntarios asisten a quienes no tienen hogar y, precisamente en estos días de frío inclemente, incluso corren peligro de muerte. Eso lo sabía el padre Hurtado, por eso ponía su empeño en salir a buscar a niños, ancianos, hombres y mujeres que en los años 40 y 50 vivían bajo los puentes del Mapocho, para darles albergue en su Hospedería. Esa tarea es, sin duda, la más emblemática de la vocación social del padre Hurtado, y su Museo la muestra en detalle. Exhibidos de manera moderna y didáctica, también se pueden observar sus objetos cotidianos: libros, ropa, vestimentas litúrgicas y el amoblado de su austera habitación.
“Para muchos, este lugar es una verdadera sorpresa. Todos conocen o han visto en los medios el edificio del Hogar de Cristo, pero, incluso los mismo vecinos del sector, desconocen que tras la gran fachada y las puertas de las hospederías, se oculta esta maravilla que es el Santuario con el Museo. Un lugar plácido y acogedor donde encuentras la tumba del santo y una estupenda muestra museográfica de su vida y obra”, comenta Alfredo.
Estación Central no es sólo terminales de buses, comercio y “guettos verticales”, también alberga este sorprendente y pacífico espacio de encuentro que muchas madres migrantes con sus pequeños usan como lugar de retiro y esparcimiento. Eso, porque Estación Central es una más de las comunas de Santiago que tiene su “pequeño Haití”.
Alfredo se enfoca día a día en transmitirles a los visitantes el real valor de este lugar. “Siempre les pregunto: ‘Ustedes, ¿quieren ir a Tierra Santa?’. Muchos de ellos me contestan que sí, pero que es muy costoso viajar hasta ese lugar. Yo les replico que ‘ustedes pueden hacerlo todos los días, pagando solo el pasaje del Metro o la micro, porque Tierra Santa está en Estación Central, ya que por todas estas calles caminó un Santo y en cada rincón esta su obra”. Al nuestro guía le impresiona que dentro de los visitantes, que llegan gracias a internet y la TV, sean los extranjeros quienes más saben de la vida del Santo, más incluso que la mayoría de los chilenos. Agrega: “Acá los fines de semana son preciosos: Viene mucha gente, se llena la explanada de familias. Da gusto ver cómo siguen la obra, pero esperamos que se sumen muchos más y para eso debemos dar a conocer este lugar. Aquí la gente descubre que el Padre Hurtado era un hombre igual a nosotros. Además, les brota un sentimiento humano que muchas veces se pierde por la rutina diaria, el de la solidaridad. Cuando llegan los visitantes, yo les digo: ‘Bienvenidos a un viaje al futuro y no al pasado, porque esta visita les cambiará su futuro, conociendo el pasado y el presente de un hombre Santo y de su obra’”.
Este lugar lo puedes visitar de martes a domingo entre las 09:30 y las 19:30 horas, con entrada gratuita. La dirección es Avenida Padre Hurtado 1090, Estación Central.
El padre Hurtado decía: “Mi misión no puede ser sólo consolar con hermosas palabras y dejar a los pobres en su miseria, mientras yo como tranquilamente en casa y nada me falta. Su dolor debe hacerme mal. La falta de higiene de sus casas, su alimentación deficiente, la deficiente educación de sus hijos… Que todo lo que los disminuye, me desgarre a mí también”. Responde a este llamado, e #Involúcrate.