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Alberto Hurtado y Sergio Larraín:

Ojos bien abiertos

La capacidad de ver al otro. Y de hacerlo sin prejuicios fue lo que acercó al cura y al joven fotógrafo en unos años en que “la vagancia infantil”, como se decía entonces, en Santiago, era escándalo nacional. La serie “Los Niños del Mapocho”, tomada y publicada tras la muerte de Alberto Hurtado en 1952, muestra esa realidad que fue visibilizada gracias a estos dos hombres sensibles de ojos bien abiertos.

Por Ximena Torres Cautivo

1 Octubre 2024 a las 17:24

El padre Alberto Hurtado murió en 1952, a los 51 años. Ocho años antes, en 1944, había fundado el Hogar de Cristo, que este 2024 cumple 80 años.

Así como en 1949, entusiasmó al maestro coral Mario Baeza para hacer una presentación del Mesías de Haendel en el Teatro Municipal a beneficio del flamante pero muy necesitado Hogar de Cristo, por esos años tuvo contacto con el trabajo del joven y talentoso Sergio Larraín.

Foto de la serie Los Niños del Mapocho, hecha en la década de 1950 por Sergio Larraín

Se llevaban por 30 años, pero cura y fotógrafo compartían la preocupación por los más pobres de Chile.

Ambos los veían; eso los conectaba.

De la serie Los Niños del Mapocho. Muestra de fondo la camioneta verde del padre Hurtado.

Esto explica que a poco tiempo de su muerte, como escribe el crítico cultural Miguel Laborde, las fotos de Larraín que mostraban la realidad de Los Niños del Mapocho, los mismos a los que recogía en su camioneta verde el padre Hurtado, resultaran tan impresionantes.

“El impacto de esos foto-reportajes favoreció el despegue del Hogar de Cristo y de la Fundación Mi Casa. La vagancia infantil era abruma­dora en 1953, pero no se había visto”.

Jugando bajo los puentes del Mapocho, niños abandonados vestidos con ropa de adultos.

Nadie, salvo Alberto Hurtado, Sergio Larraín y otros espíritus sensibles a la precariedad del otro, la veían y actuaban en consecuencia.

 

El ojo de Larraín “no era compasivo, tampoco piadoso; era cercano, de mirada horizontal. Y su calidad le abrió las puertas de revistas mundiales para las que mostró, sin insidia ni crudeza morbosa, con poética sensibilidad, otros mundos, otra gente”.

Hoy los derechos de la obra de Larraín es manejada por la afamada agencia internacional de fotos Magnum.

La pobreza de los niños entonces era visible en aspectos como la ropa, la falta de calzado, los piojos, pero curiosamente pocos la veían.

Sergio Larraín donó varias fotos de la reconocida serie “Los Niños del Mapocho” a los encargados del Hogar de Cristo, una vez muerto Alberto Hurtado. Son básicamente tres: una es la que adorna la portada del libro que lanzará la fundación el próximo 7 de noviembre. Es una de las que mostramos en esta nota.

¿Cuál crees que sea?

 

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