Para miles de personas en Chile, la Navidad no significan cenas familiares ni regalos bajo un árbol. Representan, más bien, un eco doloroso de lo que alguna vez tuvieron y perdieron. Según un estudio de Juntos en la Calle, más de 56 mil personas viven en situación de calle en el país, una cifra alarmante que supera con creces las estimaciones oficiales. Sus historias, lejos de ser estadísticas, están llenas de humanidad y resiliencia, como lo muestran los testimonios de Blanca, Josué y Patricio.
Por Matías Concha P.
24 Diciembre 2024 a las
17:01
En este escenario, Blanca Flores, Josué Jara y Patricio Cáceres nos abren una ventana a su realidad en la calle, mostrando cómo la Navidad puede ser tanto una herida como un refugio de esperanza. “La Navidad la pasaba sola. Eran días iguales, no me daba ni cuenta de que había sido Navidad. Lo más triste es que te acuerdas de tus hijos. Yo soy mamá o fui mamá, porque ya no los veo. Perder eso en Navidad es como darte cuenta de que estás sola en el mundo, incluso cuando se celebra que nació Dios”, revela Blanca.
A los 28 años, Blanca quedó atrapada en un círculo de pobreza y alcoholismo que la llevó a las calles. Hoy, con 47 años, sigue enfrentándose a la dureza de vivir sin un techo, cargando con el dolor de haber perdido el contacto con sus cuatro hijos.
-¿Qué significa la Navidad para ti, Blanca?
–Antes, era triste, como que todos los días era borrarse, andar tirada, mareada. La vida en la calle es muy difícil, más si eres mujer, te la pasas de ruco en ruco, escapando de los tipos que se ponen violentos.
Este año, sin embargo, Blanca ha encontrado algo de estabilidad gracias a una vecina que le prestó una pieza. “Espero pasar la Navidad con ella y con los otros de la calle, mis vecinos”, dice con algo de esperanza.
Navidad en situación de calle, Blanquita
En estas fechas, la exclusión social se hace más evidente. La Navidad, que para muchos simboliza unión y esperanza, se transforma en un espejo de las carencias que viven quienes están en la calle. Así lo considera Josué Jara, de 35 años, que enfrenta su propio calvario: la adicción a la pasta base lo llevó a aislarse de su familia y a vivir en un refugio improvisado en Santiago Centro.
-¿Cómo vas a vivir esta Navidad?
-En la calle, algunos ni se dan cuenta qué día es. Lo único que quieren es consumir. Pero yo sí me doy cuenta. He visto amigos llorar en Navidad porque no tienen casa ni familia. Es triste, pero también hay momentos bonitos. Prendemos una fogata, conversamos y nos hacemos compañía entre los pobres. Así la voy a pasar, eso es Navidad para mí.
A pesar de las dificultades, Josué mantiene la esperanza de un cambio. “Lo único que quiero es salir de esto, estar con mi familia, con mi hija. Pero el consumo no me deja. Es mi principal motivo para estar en la calle”.
Navidad en situación de calle, Josué
Según el estudio de Juntos en la Calle, las comunas con mayor concentración de personas en situación de calle son Santiago, Puente Alto y Estación Central. En este contexto, Patricio Cáceres (52), decidió alejarse de su familia hace cuatro años y vive en un refugio improvisado en Centenario con Club Hípico, al interior de la plaza frente a Chilevisión. Para él, la Navidad es “algo que aparece en los comerciales. Algo ajeno a nosotros, que estamos fuera de la sociedad. Así que no tenemos mucho que celebrar”.
-¿Por qué estás fuera de la sociedad?
– La sociedad no me gusta, no la entiendo, por eso sigo acá. Yo soy responsable de vivir en la calle, porque yo decidí estar acá.
Soltero y viviendo solo, Patricio mantiene un vínculo esporádico con su hija de 23 años, con quien se comunica por teléfono. “Con mi hija tengo relación, hablamos por celular, ella me reta por esta vida que llevo… Y no le miento, sería lindo hablar con ella esta Navidad”.
Las historias de Blanca, Josué y Patricio nos recuerdan que, más allá de las luces y los regalos, el verdadero espíritu navideño reside en la solidaridad, la comprensión y el compromiso con los más vulnerables de nuestra sociedad. Porque la Navidad también está en la calle.