Benito Baranda: “Siento que el Papa nos va a hablar duro”
15 Enero 2018 a las
11:33
El psicólogo, orientador, profesor y activista social nos revela detalles de los costos personales, las tensiones, las expectativas y sus primeras conclusiones como coordinador del Estado en la primera visita del Sumo Pontífice al país.
Por Matías Concha
En junio de 2017, cuando Benito contestó el teléfono y escuchó a la Presidenta Bachelet que lo llamaba para ofrecerle la misión de coordinador la visita del Papa a nuestro país, no respondió al tiro. Primero pensó en Lorena, su esposa. “Le dije que lo iba a hablar con ella. A la media hora, me volvió a llamar”, confidencia. Y sigue contando: “Con Lorena nos dimos cuenta que ya habíamos dicho que no a varios cargos de distintos gobiernos. La diferencia es que este era un cargo más de Estado y en un tiempo muy acotado, sin tanta interacción política, donde yo tengo menos habilidades”.
Hoy sabemos que Benito Baranda, ex director social del Hogar de Cristo y director ejecutivo de América Solidaria, respondió que sí al compromiso. A pocos días de la llegada del Papa a Chile. le preguntamos: ¿Tuvo algún costó personal aceptar este desafío?
-No, porque tengo una esposa que me apaña mucho. Además fue por un tiempo que termina ahora, en enero. Ha sido un gran aprendizaje, casi como un doctorado en conocer más profundamente el Estado, los gobiernos regionales, la Iglesia, el mundo de la sociedad civil, las empresas. Pude conocer gente espectacular.
-No partió fácil, desde el principio se criticó mucho el costo monetario de la visita.
-Tal como fue en la visita de Juan Pablo II, la Iglesia se encargó de todos los actos litúrgicos, que es lo más grande. En el caso especifico de Chile, todo aquello que se refiere a las celebraciones litúrgicas, las misas y el resto de las actividades privadas del Papa o de la invitación a la Universidad Católica, es financiado por la Iglesia o por las entidades que lo invitan.
-¿Y el Estado?
-Lo que hace el Estado es trasladar fuerzas policiales y reforzar las fronteras, en eso ya se va un 80% de todo el presupuesto que va a invertir el Estado. Es lo mismo cuando se hace la fiesta de La Tirana o con las 800 mil personas que van a Lo Vásquez; se necesitan contingentes policiales muy grandes y cuesta mucho movilizarlos. Eso lo pagamos todos los chilenos con nuestros impuesto, la gente no se da cuenta de eso. Acá es lo mismo, con la adicional de que hay que reforzar las fronteras.
-¿Qué argumento le darías a los que ven en su visita sólo un gastadero de plata?
-El principal argumento es lo que ocurrió en Colombia, donde por cada dólar que se invirtió tuvo un retorno de 10 dólares. Es un dinero bien invertido. Ese es el argumento más material, pero también está el espiritual. Tener un movimiento masivo de personas que profesan un credo religioso genera un muy ambiente en la ciudad. Pasó en Colombia, esos días hubo mucha tranquilidad, mucha paz en Bogotá.
-También puede traer tensiones, como las marchas que ya se están organizando.
-Yo creo que al vivir en plena democracia, algo que no se vivió en la visita anterior, la sociedad está en su derecho de manifestarse. Pasó en Colombia, no hay ningún problema en eso. Ahora, si para manifestar tu descontento tienes que dañar a otros, la policía va a tratar de disuadir a esas personas que quieren causar daño.
-¿En qué tono crees que le va a hablar el Papa a los chilenos?
-Él nos va a hablar duro y cuando lo hace no habla para que uno mire a otro como responsable, sino para mirarse uno mismo, para que uno se haga responsable del país que estamos construyendo.
-Cada destino del Papa tiene un mensaje implícito. ¿Qué mensajes podemos esperar?
-Desde que él era Arzobispo nos ha invitado a ver el mundo y las ciudades desde la periferia y no desde el centro. Entonces, partiendo por Temuco, seguramente el mensaje hablará sobre el vínculo que tenemos con los pueblos originarios, especialmente el mapuche, que tanto nos ha costado. Siguiendo por Santiago, donde va a ver un encuentro con los jóvenes, con el clero, con los obispos, la visita de la cárcel, la gran misa que va a haber en el parque O’Higgins y, finalmente, su partida desde Iquique, un momento muy importante porque va a tocar todo el vinculo que tenemos con los migrantes que llegan a Chile.
-¿Pueden haber cambios en tres días de visita papal?
-La visita de Juan Pablo II fue como un alimento para el retorno de la democracia. Él no provocó el retorno a la democracia, pero sí sirvió como argumento para su vuelta. En ese sentido, como la venida del Papa Francisco será en lugares con dificultades súper concretas, yo creo que también servirá como alimento para una reflexión más profunda. Nos va a tocar ese vínculo pernicioso que tenemos con los bienes materiales, eso lo ha dicho en otras partes. Seguramente lo va a vincular también con los temas éticos, valóricos, como la defensa al derecho de la vida, los salarios, las relaciones laborales, el drama de la corrupción.