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Capellanes del Hogar de Cristo llaman a recuperar misión de la Iglesia Católica

7 Mayo 2018 a las 12:35

Sacerdotes abordan el momento de una de las entidades más emblemáticas de la Compañía de Jesús y analizan la situación actual del clero en Chile.

El 29 de mayo es la misa de “cambio de mando” de capellanes en el Hogar de Cristo, una de las obras emblemáticas de la Compañía de Jesús en Chile: saldrá el sacerdote Pablo Walker (51), quien estuvo siete años a cargo del acompañamiento espiritual de la institución, y entrará en su reemplazo el padre José Yuraszeck Krebs (40).

El proceso de transición comenzó hace tres semanas, apenas este último volvió desde Salamanca, España, donde se encontraba en la llamada “tercera probación”, que es parte de la formación de los jesuitas.

Walker culmina así su paso por la institución: “El Hogar es como una universidad del alma (…) (El encuentro diario) con mujeres y hombres que han sufrido la injusticia de la pobreza y la autoexclusión nos evangeliza las motivaciones. Son encuentros transformadores, que pueden inspirar maneras distintas de entender la vida política, la Iglesia, la educación de los hijos, y también me sobrecoge el compromiso de los trabajadores“.

El Hogar de Cristo tiene sedes en todo el país, con un total de 339 programas, y atendió a más de 35 mil personas en 2017.

Aunque el rol de los capellanes es de asistencia espiritual a la entidad, que cuenta con un directorio, uno de los desafíos que ha tenido que enfrentar Walker -y que asumirá su sucesor- tiene que ver con el financiamiento.

Según cifras del Hogar de Cristo, se requieren cerca de $49 mil millones anuales para atender a sus beneficiarios. El 50% viene del aporte de casi 400 mil socios, un 10% por otros ingresos, y el 40% emana del Estado, lo que ha ido disminuyendo. El déficit anual, de los últimos tres años, bordea los $1.000 millones.

“Al Hogar de Cristo, contra lo que se pudiera pensar, porque sea grande o tenga muchos años, no le sobran los recursos. Nosotros lloramos, nos estremecemos cuando vemos realidades que están esperando intervenciones urgentes y que no podemos atender porque no damos abasto”, señala Walker.

Yuraszeck, de profesión ingeniero civil, plantea que “las personas son mucho más que números. Lo que duele cuando se cierra un programa es que hay personas involucradas. Detrás de cada cifra de presupuesto hay personas con nombre y apellido. Eso es lo central del Hogar de Cristo”.

-¿No será que el déficit económico está vinculado a un menor interés ciudadano por aportar a instituciones de iglesia?

– Yuraszeck: “Es una hipótesis interesante de considerar, porque la (crisis de) credibilidad de las instituciones las ha afectado a todas. Pero me parece que el número de socios no ha disminuido en el Hogar de Cristo”.

-Walker: “Efectivamente, no ha disminuido, sino que ha aumentado. En momentos de crisis de confianza en instituciones, el Hogar de Cristo encarna una convicción que el chileno lleva muy adentro, que es no olvidar de dónde venimos y rebelarnos a estas lecturas simplistas de que esto es solo rol del Estado o que los pobres son flojos o que cualquier forma de ayudarlos es un paternalismo que son perezas mentales”.

“Una situación muy triste”

La transición de ambos capellanes se produce en un momento clave para la Iglesia Católica chilena: el Papa se reunió recientemente con víctimas de abusos y, entre el 14 y 17 de mayo, hará lo mismo con los obispos para establecer medidas a fin de “reparar en lo posible el escándalo y restablecer la justicia”, como planteó en una carta a los prelados.

-¿Cómo analizan la actual situación que atraviesa la Iglesia y cómo afecta la credibilidad de la institución?

-Yuraszeck: “Es una situación muy triste, que nos ha golpeado a todos (…) Para recuperar la credibilidad y la confianza, primero hay que conversar, conversar, conversar, encontrarse, mirarse a los ojos (…), pero también hay que recuperar la misión de la Iglesia, que es el anuncio del Evangelio, la inspiración en la persona de Jesús que pasó haciendo el bien, que invitó a vivir en fraternidad, en comunidad. Creo que organizaciones y obras como el Hogar de Cristo y muchas otras iniciativas, en virtud de esta crisis, pasan a un segundo plano”.

– Walker: “La visita del Papa Francisco puso en evidencia la crisis que vivimos como Iglesia en la relación con el país. Puso en evidencia el urgente replanteamiento de nuestra relación -estoy hablando como sacerdote- con el poder, con las defensas corporativas, nuestra deuda en priorizar el sufrimiento de las víctimas y conectarnos con esas personas, comunidades, familias, que no solamente sufrieron abuso de conciencia, de poder, de abuso sexual, sino también denegación de justicia, encubrimiento y desacreditación”.

-¿Creen que en la reunión que sostendrán los obispos con el Papa va a haber renuncias?

-Yuraszeck: “Ya hay algunos que han renunciado en virtud de su edad y yo esperaría, y ellos lo han pedido, que el Papa las acoja y nombre a los nuevos”.

– Walker: “En honor a la justicia, es bueno recordar que el episcopado chileno hizo esfuerzos para que Juan Barros no asumiera como obispo de Osorno, independientemente de los otros errores que pudo haber cometido. Hay una esperanza legítima de esa Iglesia, que es el pueblo de Dios, con todos sus bautizados, de que haya una renovación importante en los líderes espirituales (…). Probablemente va a ser necesario, pero no suficiente”.

Nuevo destino
Pablo Walker trabajará en la Universidad Alberto Hurtado, en el Departamento de Artes; y en la capilla Jesús Pastor, en La Granja.

 

Fuente: El Mercurio.

 

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