“Los niños deben volver al jardín”
En pandemia, muchos hogares se empobrecieron y los niños del quintil más vulnerable dejaron de asistir a salas cuna y jardines infantiles. “Las mamás sin trabajo, con menos ingresos, menos comida, están estresadas, deprimidas, y eso impacta el estado de sus hijos”, dice. Acá profundiza en los nudos críticos de la educación parvularia, que se agudizaron con la suspensión de clases.
Por María Teresa Villafrade
1 Febrero 2023 a las 17:54
En el segundo reporte del Observatorio para las Trayectorias Educativas dado a conocer recientemente, según la Subsecretaría de Educación Parvularia sólo un 50 por ciento de niñas y niños en edad de asistir al nivel de educación parvularia están matriculados en algún establecimiento, ya sea sala cuna o jardín infantil con financiamiento estatal, público o privado.
Otros estudios han señalado que la educación parvularia pública administrada por la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI) contiene un 34,7% del total de la matrícula a nivel nacional y los colegios particulares subvencionados tienen el 42,3%.
Este estudio concluye que existe una brecha importante entre oferta y demanda, pues conviven establecimientos con mayor capacidad que demanda, y establecimientos con mayor demanda que capacidad. Hay regiones, particularmente en el tramo de edad de 4 y 5 años, en las cuales los problemas de acceso son relevantes para un elevado porcentaje de hogares. Por ejemplo, en la Región del Maule alcanzan al 32% de los hogares, en la Región de los Ríos es del 27%, y en la Región de Tarapacá es del 21%.
Para la Jefa Nacional de Educación Inicial de Hogar de Cristo, Claudia Fasani, los nudos críticos que el reporte indica son “históricos” y se agudizaron a raíz de la pandemia.
“Hay algunos nudos que son recurrentes. La propuesta ahora es recuperar este espacio que es clave para la formación de los niños, pero hay que tomar en cuenta las diferencias territoriales”, señala.
“Lo que nos ha pasado a nosotros, el tema de la cobertura y la planificación, que han sido prioritarios en los últimos cinco gobiernos. Se han hecho un montón de mejoras. Durante el primer gobierno de Bachelet se construyeron muchos jardines de lujo, pero no todos los que se habían planificado”, recuerda Fasani.
Como no existe un sistema integrado que muestre dónde están las demandas y no hay oferta, y viceversa, algunos establecimientos surgieron en lugares donde no había suficiente demanda y esos jardines no completaron su matrícula.
“Desde el gobierno pasado se viene intentando ubicar mediante geo-referenciación los jardines infantiles. Es nudo crítico y sigue siéndolo. Sobre todo en las regiones más importantes, como son la Metropolitana y el Maule, ésta última con altos índices de pobreza. Ambas tienen déficit de salas cunas y jardines. Hemos visto en las noticias el auge de las guarderías ilegales e informales y eso se debe a que no hay cupos en los jardines infantiles”.
Se da entonces la paradoja de que hay jardines de Integra o de JUNJI que abren temprano y que funcionan hasta más tarde, que son gratuitos y están hechos para priorizar a la población que está postulando. “El problema es que no hay cupos”, precisa sobre las áreas que tienen mucha demanda y poca oferta.
De acuerdo al segundo reporte del Observatorio para las Trayectorias Educativas, a pesar de que la asistencia a la educación parvularia se ha duplicado en los últimos 10 años en Chile, las tasas de asistencia son bajas en comparación a los países OECD. En la Encuesta CASEN 2017, se identifica que las dos principales razones por las que un niño o niña no asiste a la sala cuna o al jardín infantil, son porque alguien lo cuida en la casa (72%) o no lo consideran necesario (13%).
Para Claudia Fasani todavía el Ministerio de Educación no diferencia entre asistencia y matrícula. “Tienen datos de cuántos niños se matriculan pero es distinto a los que después asisten regularmente. Tanto la matrícula como la asistencia bajaron muchísimo con la pandemia. Por eso es urgente y necesario hacer campañas para revertirlas”.
Propone que se usen otras estrategias para que la familia comprenda la importancia de la educación parvularia para el desarrollo posterior del niño y niña.
“Hay quienes dicen que están mejor cuidados en la casa, pero lo cierto es que a raíz de la pandemia, estos niños que viven en condiciones de mayor pobreza han visto aún más afectado su entorno familiar, sus hogares. Las condiciones han empeorado y eso aparece en el estudio, las mamás están sin trabajo, hay menos ingreso, menos comida, más estresadas y ha habido estudios al respecto, las mamás con depresión impactan mucho el estado de sus hijos”, dice con preocupación.
Otra medida que a su juicio ayudaría es adecuar los marcos normativos para que los jardines sean más flexibles y su funcionamiento no sea tan rígido.
“Hay madres que trabajan en turnos de noche y necesitan, por ejemplo, solo llevar a su hijos a almorzar y estar un par de horas, porque quieren verlos durante el día. Hay que flexibilizar el marco normativo, yo creo que eso va a ayudar a mejorar la asistencia”, agrega.
Y lo más importante: enfatizar que estos son espacios no solo de cuidado sino de aprendizaje, de desarrollo. “Es el lugar donde la estimulación temprana hace que los niños se desarrollen neuronalmente mucho mejor y les garantiza un mejor desarrollo posterior.
En nuestro país no es obligatoria la asistencia de los niños al pre-kinder y kínder para poder ingresar a primero básico. Esto hace que muchas familias omitan esos dos años de aprendizaje que son fundamentales para el resto de la vida.
“Está comprobado que en la medida que sean obligatorios, asisten, porque de lo contrario, se matriculan, pero dejan de ir. Es fácil abandonar el proceso en la mitad del camino. Si fuera obligatorio para entrar a primero básico, sin duda, los niños no faltarían o se matricularían más. La obligatoriedad es buena para impulsar a las familias a que los niños asistan regularmente. Hay niños matriculados en pre kínder y kínder que tienen inasistencias crónicas”, dice basada en su experiencia.
Sin embargo, aclara que se corre el riesgo que de estos espacios sean “escolarizados” al momento de que sean obligatorios.
“El pre kínder y kínder no pueden ser espacios escolarizados donde a los niños se los obliga a estar sentados frente a un pupitre, haciendo labores con un lápiz. Si esto llegara a ser obligatorio, estos deben continuar siendo lugares donde ellos aprenden jugando, con una educación más socio funcional, aprendizaje a la socialización, a hacer ciudadanía”, advierte.
Asegura que los nudos críticos del reporte del Observatorio de Trayectorias Educativas para la Educación Parvularia, son muy importantes, pero implica además garantizar financiamiento basal, para tener mayores libertades, “ya que si los niños no asisten, a nosotros el Estado no nos paga”.
Este año, Hogar de Cristo va a instalar un sistema para contar con un monitoreo diario de asistencia.
“No tenemos muchos recursos, por lo que será bien precario. La idea es revisarlo diariamente para que los niños que están faltando sean visitados en sus casas para saber qué está pasando. También debemos cuidar la salud y el bienestar de las educadoras, porque han surgido muchos temas de salud mental entre las docentes, debemos fortalecer su labor. Los cambios nos demandan ser innovadoras, creativas, pero hay escasez de educadoras y de técnicas en todo el país”.
DATOS RELEVANTES DEL REPORTE