Cuarenta y siete personas con discapacidad mental, la gran mayoría de ellas no valentes, recibieron a unos cien invitados para celebrar la tradicional liturgia que da inicio a las festividades del fin de Semana Santa y que incluye el lavado de pies. El orfeón nacional de Carabineros, con sus miembros profundamente conmocionados por el asesinato del cabo primero Daniel Palma Yáñez apenas unas horas antes, no quisieron restarse del emocionante encuentro.
Equipo de Comunicaciones
7 Abril 2023 a las
15:07
El capellán nacional del Hogar de Cristo, José Francisco Yuraszeck, reflexionó respecto de la presencia de los músicos policías, diciendo: “Para la celebración de Jueves Santo en el programa San Luis Gonzaga habíamos invitado a la agrupación de cámara del orfeón nacional de Carabineros. Profundamente conmocionados por el asesinato del cabo primero Daniel Palma Yáñez apenas unas horas antes, no quisieron dejar de participar de este encuentro, aunque en razón del duelo, cambiaron su repertorio por uno menos festivo”.
A este encuentro se sumaron voluntarios de distintas organizaciones, también del equipo de la municipalidad, en una fiesta comunitaria que llenó de gratitud, en medio de estos momentos de dolor, el jardín de la residencia. Como repetición del gesto de Jesús, lavamos los pies de los acogidos del programa”.
GRATITUD Y SERVICIO
A la cita concurrieron poco más de cien personas, incluidos varios invitados del Centro diurno San Gregorio, todo para estar presente en la liturgia que tuvo dos temas centrales: “la gratitud y el servicio”.
“Se eligió este centro porque tenían el profundo deseo de agradecer a las distintas personas y organizaciones que vienen a colaborar, desde scouts hasta carabineros. Es nuestra manera de explicitar la gratitud profunda que sentimos por ellos y por toda la vinculación con la comunidad que hay desde este programa, que queremos se replique en toda la fundación”, explicó el jesuita José Yuraszeck.
SILENCIO Y HUMILDAD
Antonio Muñoz, subdirector de Operación Social del Hogar de Cristo, reconoció en los trabajadores del Centro Abierto Residencial el espíritu del padre Hurtado.
“Quiero agradecer a todas las personas que acompañan este programa que ha pasado por momentos muy difíciles, como la pandemia. En esa tremenda emergencia sanitaria los trabajadores dejaron todo por atender los residentes y eso quiero reconocerlo”.
Tras terminar su prédica, el capellán llamó a los asistentes a tomar un lavatorio, un jarro, una toalla y acercarse a algún residente.
También, el director ejecutivo del Hogar, Juan Cristóbal Romero, se arrodilló en silencio frente a la joven haitiana, Nanouse Jean. Ella lleva casi 5 años en San Luis de Gonzaga por un profundo daño cognitivo.
Una vez finalizado el servicio, se repartió pan y uvas entre los asistentes.