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“El incendio era un mar con olas de fuego”

Así relata la apoderada del jardín infantil Luz de Belén de Hogar de Cristo en Tomé, Valeska Muñoz, la noche de terror en que vio consumirse por el fuego su casa recién construida en el sitio de sus padres, donde es allegada, en Ñachur. Su hijo, el pequeño León, en su inocencia, no entiende nada. “Sólo exclamaba un oh admirado al ver las ramas quemadas”, dice entre sollozos la joven madre.

Por Matías Concha, desde Tomé

10 Febrero 2023 a las 12:08

Arribamos a Tomé la noche del miércoles 8 de febrero. En el avión, ya desde el aire, en un momento, un silencio sepulcral inundó el interior, cuando los pasajeros observaron por las ventanillas las llamas y el humo que rodeaban el sector donde pronto aterrizaríamos.

Nadie está preparado para ver el dantesco escenario que se observa al llegar a las inmediaciones de Tomé, cuyo sector urbano ha quedado en pie casi de milagro.

Llegamos el día en que 323 incendios forestales se registraban a nivel nacional, de los cuales 90 estaban en pleno combate y 186 controlados.

Un total de 145 estaciones de telecomunicaciones han resultado quemadas, en su mayoría en la región del Biobío, por lo que las comunicaciones son difíciles.

En Tomé están funcionando dos albergues en los que se encuentran 80 damnificados. Pero lo cierto es que la gran mayoría de ellos prefiere cuidar su terreno, sus cultivos quemados y lo poco que dejó en pie a su paso el fuego arrollador.

Tal es caso de la TENS Valeska Muño Riffo (31), con quien conversamos en el terreno donde nos mostró los restos de su casa consumida por el fuego en una noche de terror que nunca olvidará.

“En el sitio que es de mis papás levantamos en cuatro años mi casa con mucho esfuerzo y muy lentamente, porque yo no tenía recursos para hacerlo más rápido”, cuenta.

Ella vive en el sector de Ñachur, camino a San Rafael, un pueblo al interior de la comuna de Tomé. Allí sus padres agricultores tienen una casa, un invernadero y un gallinero.

EL PODER DEL FUEGO

A partir de la pandemia, año en que Valeska quedó embarazada y dejó de trabajar, ella y su bebé, el pequeño León, de dos años de edad, se fueron a vivir con ellos. León Osorio Muñoz asiste regularmente al jardín infantil Luz de Belén de Hogar de Cristo.

Mientras él revolotea a su lado, ella nos relata que la noche del jueves 2 de febrero vio con su familia, a lo lejos, el fuego:

“Nunca pensamos que iba a avanzar tan rápido, pero el viento que había era tan fuerte que ni siquiera en invierno lo habíamos sentido”.

-¿Cómo pasó todo?

-Esa noche no pudimos dormir, estábamos en vigilia constante. Después, sentimos algo rojo que avanzaba y era el fuego. Se sintió como una máquina gigante y un ruido metálico enorme lo invadió todo. A mirarlo, era como ver un mar, pero con olas de fuego.

Valeska pensó en su casa, recién construida, y en la forma en que podría protegerla. Pero al entrar a la habitación donde estaba León durmiendo y verla invadida por el humo le dijo a sus padres que debían evacuar.

“Mi papá estaba tratando de despejar el terreno circundante y mi mamá trataba de apagar las llamas que caían cerca del invernadero. Ellos son agricultores y no podían perder eso”, explica.

En medio de la desesperación, los cuatro se fueron a San Rafael y hasta allá llegó uno de sus hermanos que vive en Concepción.

“Por fortuna la casa de mi hermano que está rodeada de bosques, se salvó. El fuego pasó por encima”. Su papá y su hermano decidieron volver a la casa. Los bomberos estaban combatiendo otros focos de incendios y no tenía posibilidad alguna de recibir ayuda.

“Gracias a Dios volvieron, porque mi casa ya estaba destruida pero la de ellos no. Si tardan diez minutos más, no encontramos nada. Hay videos donde se ve a mi papá sacando agua de unos tambores y arrojándola a la madera que se estaba quemando. Acá todo se hace con leña. Incluso el estanque de agua quedó todo chamuscado”.

-¿Cómo es la sensación de estar rodeados de calor?

-Es desesperante, es una impotencia terrible porque aunque tires mucha agua, no alcanzas a controlar el poder del fuego. El viento tiraba cenizas, parecido al viento blanco pero de color gris. Demasiado fuerte.

-¿Qué esperanzas tienes de reconstruir?

-Tengo esperanza y fe en Dios. Se ha movilizado mucha gente. La alcaldesa de Tomé, Ivonne Rivas, vino a conversar con nosotros. Nos dijo que me iban a dar una mediagua. Pero hay que esperar porque hay muchos como yo, en la misma situación. Me siento esperanzada y triste. León es nuestra alegría y motivación de vivir. En su inocencia, él no entiende nada, solo mira las ramas quemadas y exclama oh, oh, oh.

Los dejamos con el corazón apretado. El Gobierno acaba de anunciar que, a partir del 10 de febrero, habrá toque de queda desde las 00:00 hasta las 05:00 en 7 provincias y 28 comunas. Una de ellas es Tomé, ubicada en la provincia de Concepción, Región del Biobío.

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