Con sorprendente fuerza, Tito, a quien todos conocen como “el ermitaño” en el sector Loma Alta de Tomé, nos muestra el terreno completamente yermo donde antes estaba su casa. Incansable lector y amante de los libros, manda un mensaje ecológico: “Somos nosotros los que estamos a cargo de la tierra y debemos cuidarla”.
Por Matías Concha, desde Tomé, y María Teresa Villafrade
15 Febrero 2023 a las
14:53
Lo visitamos en el terreno donde antes estaba emplazada su casa, en el sector Loma Alta de Tomé.
“Vivo desde hace 25 años acá, se me ha quemado todo. He perdido mi casa, he perdido todos los enseres. No importa. Vamos a superarlo, ¿por qué? Porque somos seres humanos que tenemos la fuerza suficiente para crear algo nuevo”, nos dice, totalmente convencido.
Habla de la “pachamama” y de lo que debemos hacer:
“Debemos ayudar a que la naturaleza se recupere, pero nosotros debemos cuidarnos más que ella. Porque somos nosotros los que estamos a cargo de la tierra. Nuestra tierra, la “pachamama” como muchos le llaman, debemos cuidarla porque ella nos da los alimentos, nos da el agua, nos cubre de bendiciones para que nosotros la cuidemos. Ella también nos va a proteger”, agrega, confiado.
Pese a que ha quedado sin nada, no duda en enviar frases de aliento a sus compatriotas:
“Quiero que todos ustedes, los que han sufrido este percance, tengan la fuerza suficiente de recuperarse, porque solamente en ustedes está la fuerza y el poder de querer hacer las cosas bien y mejor”.
Tito Neira sabe que la riqueza no está en poseer cosas materiales:
“He perdido todo lo que tengo, pero no importa, porque dentro de mis riquezas tengo amigos y uno de ellos es Oscarito. Este mensaje me lo acaba de mandar. Dice: Hola Tito, me acabo de enterar de lo que te pasó. Tú tienes una fuerza inmensa y siempre has sabido luchar contra la adversidad y vas a salir adelante. Un abrazo a la distancia, un amigo que te estima mucho”, lee en su celular y concluye: “Esa es mi plata; ahí está mi amigo”.
Antes de la tragedia de los incendios forestales que han consumido a la fecha 366 mil hectáreas y mil 300 casas, incluida la suya, Tito se dedicaba a leer cientos de libros, buenos y malos. Todos ahora consumidos por las llamas.
“Hay libros hermosos como La tierra permanece, El marqués desnudo y Dios, el diablo y la aventura, de Javier Pérez-Reverte, los que presté hace décadas y aún espero que me los devuelvan”, cuenta y señala: “Leer es un arte, comprender lo que lees, es otro arte”.
Le apena que la modernidad haya cavado una tumba para muchos niños que perdieron la posibilidad de adquirir ese arte, leer.
“Ahora cuando escriben cinco palabras, cometen seis faltas de ortografía. Yo creo sinceramente que el teléfono es una herramienta mal usada por muchos niños y adultos”.
Se da vuelta a ver el terreno completamente pelado donde antes estaba su casa y sus libros. Dice que seguirá luchando por la naturaleza y por el principal tesoro creado por el hombre: el libro.