La mejor manera de mantener fija una prótesis es que el profesional (idealmente, un dentista, sostiene la odontogeriatra Soraya León) haya hecho un buen modelo para su fabricación. “Si se toma un buen modelo, la prótesis se ajusta bien”, sostiene.
Un factor que hay que tener en cuenta es que las prótesis deben cambiarse cada cinco a seis años, porque las condiciones del hueso van cambiando: su uso produce una pequeña reabsorción del tejido óseo que hace que el ajuste que tenía inicialmente no sea el mismo. Adicionalmente, hay otras variables que hacen que la prótesis no se ajuste bien, tales como la pérdida de dientes, la inflamación de la mucosa, una baja de peso.
En el caso de pérdida de dientes o de peso, lo ideal es ir al dentista para que haga una reparación o un rebasado de la prótesis y se ajuste nuevamente bien. Si han pasado cinco a seis años, lo más probable es que se necesite una nueva.
Si no es posible ir al dentista en lo inmediato, se pueden usar adhesivos como solución transitoria. Estos se colocan en tres puntos de la prótesis en una especie de triángulo para darle estabilidad. Lo importante es que no se usen más allá de seis meses porque pueden quedar residuos del adhesivo. Se acumula biofilm alrededor de estos residuos (una capa de microorganismos) y se prolonga una situación de desajuste que no es conveniente para el tejido blando de la boca.
Soraya León concluye que deben hacerse controles cada seis meses o una vez al año, dependiendo de la situación de cada persona para chequear que no haya lesiones o alguna fractura de la prótesis.