Algunos síntomas que alertan de que una persona está con un elevado nivel de azúcar en la sangre es un aumento de la sensación de sed, orinar más de lo habitual, cansancio y pérdida de peso, heridas que tardan mucho en sanar, comezón o frecuentes enfermedades por hongos, visión borrosa, náuseas o vómitos, y deseos de comer en grandes cantidades.
Por lo general, la diabetes tipo 2 -la más común- se diagnostica mediante un examen de hemoglobina glucosilada A1c. Es una enfermedad crónica, por lo tanto, no es curable. No obstante, sí es posible controlarla con éxito y tener una excelente calidad de vida si se sigue el tratamiento que indiquen los médicos especialistas, informa la Sociedad Chilena de Diabetología.
El tratamiento suele considerar medicamentos para la diabetes o tratamiento con insulina, además de control frecuente de la glucosa en la sangre, dieta y ejercicios.
Alimentación saludable: No existe una dieta específica para la diabetes, pero es importante evitar los alimentos con alto contenido de azúcar y centrarse en aquellos con alto contenido de fibra, como frutas, verduras sin almidón y cereales integrales. Mantener un consumo menor de granos refinados, verduras con almidón, dulces, carbohidratos, pescado, carnes con bajo contenido graso y lácteos bajos en grasa. Es importante cocinar con aceites saludables, como aceite de oliva o de canola y comer porciones pequeñas a lo largo del día.
Actividad física: Hacer ejercicio aeróbico (caminar, nadar, andar en bicicleta, correr) y ejercicios de resistencia (levantamiento de pesas, yoga, crossfit) en forma regular, ayuda a controlar la glucosa en la sangre y a mantener un peso saludable.
Pérdida de peso: Si la persona está con sobrepeso, es muy importante que baje de peso, ya que de esta forma mejoran los niveles de glucosa en la sangre, de colesterol, triglicéridos y presión arterial.