Hace tres años, era una chica tímida y muy retraída. Había sufrido bullying en la escuela especial donde estudiaba y sentía que no sabía “nada de nada”. En la escuela San Francisco, de Súmate, no sólo se convirtió en la mejor alumna sino también en protagonista de un musical y en amante de la gastronomía.
Por María Teresa Villafrade
17 Febrero 2020 a las
14:17
Aracely Codoceo Araneda acaba de cumplir 18 años y de terminar su enseñanza básica. “Me atrasé en los estudios porque era muy distraída, volaba una mosca y yo me desconcentraba fácilmente. Me pusieron en una escuela especial llamada Senderos. Aunque allí me enseñaron a leer y a prestar más atención, sufrí bullying. Mi principal problema era de comunicación, no quería hablar con nadie, ni con los profesores ni con los alumnos”, cuenta.
No le gusta hablar mucho de ese tema, pero se nota que tiene un pequeño problema en la pronunciación de la letra “r”. El temor a las burlas la volvió tímida, poco sociable, sin embargo, eso no impidió que sufriera de acoso escolar. Por eso, en 2018 su mamá la matriculó en la escuela San Francisco, de Súmate del Hogar de Cristo, y lo hizo convencida de que le haría el mismo bien que a su hermana mayor que también había estudiado allí y que ahora sigue la carrera de Turismo en Inacap.
“Mi mami me hablaba puras maravillas del colegio y yo pensaba que estaba exagerando. No creía que fuera tan bueno, pero después me di cuenta que era verdad. Es chiquitito pero con profes que están siempre muy preocupados de ti, que te preguntan cada día cómo estás. Nunca pensé que llegaría a ser la mejor alumna dos años seguidos, pero así fue”, agrega.
No sólo se destacó en la enseñanza básica por sus resultados académicos sino también por su actitud colaborativa. Sus problemas de comunicación quedaron en el pasado. Tanto así que se inscribió en el curso de gastronomía, gracias al cual estuvo en dos encuentros gastronómicos, y participó en el musical “Hair”, de fundación Súmaye, donde actuó, cantó y bailó en el rol de la madre del protagonista.
“Me encanta la gastronomía y mi sueño es poder estudiarla en el Inacap, igual que mi hermana, y en el futuro abrir mi propio local. Siempre estoy participando en las iniciativas que me proponen, pero al musical llegué engañada porque me dijeron que sólo tenía que bailar y al final tuve que hacer mucho más… -dice, riéndose. “Fue una experiencia única, aunque los ensayos se vieron interrumpidos por el estallido social. Seguimos adelante apenas pudimos y salió todo muy bonito. Mis papás fueron a verme”, dice orgullosa.
Su familia vive en la población Marta Brunet, de Puente Alto, y ha sido el principal pilar de Aracely. Su papá labora en construcción pero ahora está cesante y su mamá siempre ha trabajado en aseo. “Ellos me apoyan en todo. Yo no escucho a las personas que me tiran para abajo, sólo a los que están cerca de mí”, afirma.
Del bullying que padeció en la escuela especial “Sendero”, ya no quedan rastros. “Aprendí a defenderme y también a hacer amigos. Quiero terminar mis estudios en el colegio San Francisco que por primera vez este año se abre a la enseñanza media, con primero y segundo medio. Estoy muy contenta de poder seguir allí”, finaliza.
Las escuelas de reingreso como San Francisco, de Súmate del Hogar de Cristo, buscan a través de un modelo educativo inclusivo e innovador que los niños, niñas y jóvenes vulnerables con alto rezago pedagógico, como el de Aracely Codoceo, puedan completar sus estudios en un ambiente de comunidad escolar acogedor y adecuado a sus necesidades.