“En Maule existe una pobreza oculta, rural y alejada de cualquier ayuda”
Crítico, directo y apasionado, al experto en pobreza que acaba de asumir como jefe de operación social territorial del Maule Norte, le preocupa la vida de los más vulnerables. Comenta que en Curicó sólo pueden acoger a 35 de las 366 personas que viven en situación. ¿Qué pasa con las otras 331 personas que no tienen dónde pasar la noche?, se pregunta.
Por Matías Concha P.
21 Diciembre 2021 a las 01:22
Recién asumió como jefe de operación social territorial de Hogar de Cristo, pero este trabajador social lleva una vida entera en Curicó. Acá realiza una inmensa labor social que acoge a cerca de 160 personas mensualmente. Esto a través de 5 programas sociales en Maule Norte, que incluyen un establecimiento de larga estadía para adultos mayores vulnerables, una hospedería para personas en situación de calle, dos programas de atención domiciliaria y un programa de apoyo social dirigido a familias que tienen uno o más integrantes con discapacidad mental.
Sin embargo, Marco Henríquez (41) explica que la pandemia del COVID-19 ha dejado expuesto a uno de los grupos más vulnerables frente a la enfermedad: las personas sin techo. Algo muy poco alentador, tomando en cuenta que en la región del Maule hay alrededor de 800 personas viviendo en la calle. Él indica que esta realidad “se está tornando insostenible en Curicó, donde hay más de 360 personas que no tienen un lugar seguro donde pasar la noche”.
Cuando el sistema de salud colapsa, las personas más vulnerables, como son la gente de calle y los adultos mayores, tienen menos atención de la que habitualmente reciben. “En nuestra región, existe una pobreza oculta, semi rural y alejada de cualquier centro de ayuda”, dice el experto. Y continúa: “Nuestro territorio está muy alejado, hace falta que la ayuda llegue a otras comunas, como Molina, donde hay personas en situación de calle que no cuentan con un albergue, hospedería o residencia”.
LA POBREZA EXTREMA SE EXTREMA
Según la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) 2020, la región del Maule fue una de las pocas regiones que registró una disminución en los índices de pobreza. Sin embargo, la pobreza extrema sufrió un aumento de casi dos puntos en el mismo periodo. “Esto nos preocupa. En Maule pasamos de 3 a 4,5% de personas sufriendo pobreza extrema. Hablamos de personas sin agua potable, alimento, vivienda o educación. Por ejemplo, en Curicó hay 366 personas en situación de calle, pero nuestra causa solo tiene capacidad para acoger a 35 de ellos. ¿Qué pasa con las otras 331 personas que no tienen dónde pasar la noche?”.
-¿Esperaban este aumento de la pobreza extrema?
-Sí, la pandemia golpeó muy fuerte a sectores postergados de nuestra región, como Molina, Teno, en esas ciudades, no hay ninguna institución, pública o privada, que les de algún respiro a las familias. El Maule sigue teniendo, por ejemplo, problemas con el tema del trabajo agrícola, hay familias que dependen del verano para generar ingresos. En invierno tienen que hacer malabares para llegar a fin de mes, porque las cosechas están cerradas y hay menos pega disponible.
-¿Cómo apoya Hogar de Cristo a estas familias?
-Vamos a donde ellos se encuentran, no esperamos que lleguen a buscarnos al Hogar de Cristo. Por ejemplo, a Curepto, Curicó, Talcahuano, llevamos alimento, entregamos apoyo para enviar los remedios a las casas de los adultos mayores, muchos de los cuales están postrados y con enfermedades crónicas. Te coemnto una realidad concreta: nueve dientes en la boca es el promedio que tienen los habitantes mayores de 60 años de las zonas rurales en la Región del Maule. Para ellos una acción tan cotidiana como comer, hablar o sonreír es un desafío diario. Si el diagnóstico es desdentamiento total, el panorama es muchísimo peor. Entonces es indudable que solos no pueden, necesitan apoyo, porque están realmente solos y aislados.
Marco Henríquez sabe de lo que habla. El fiel reflejo del abandono en que viven muchos adultos mayores, quedó dramáticamente el domingo pasado, cuando se encontró el cuerpo de una mujer que llevaba varios años muerta. El hecho ocurrió en la ciudad de Curicó, luego que uno de los nietos de la adulta mayor presentara una denuncia por presunta desgracia.
VIVIENDA PRIMERO
Once albergues en total, distribuidos en Talca (3), Curicó (5) y Linares (3), además de tres Rutas Sociales y una Ruta Médica, que también recorrerán las tres comunas, forman parte del operativo 2021 para los meses más complejos en cuanto a las bajas temperaturas y las precipitaciones. Todo ello complementado con un plan de vacunación contra el COVID-19 y la influenza.
-¿Hacen falta más albergues?
-No necesariamente, para salir de la calle definitivamente, se requiere respuestas más sostenibles a largo plazo, como Vivienda Primero, un programa social revolucionario que en Chile ya favorece a más de 350 personas en varias comunas del país. Por estos días, a nivel nacional, Hogar de Cristo está presentando el MISE, que es un Modelo Integral de Servicios para la Inclusión de las Personas en Situación de Calle. Lo que propone es coordinación para abordar las múltiples causas de esta realidad de forma multisectorial y sobre todo actuar centrados en las personas, en cada una de ellas y su particular historia de exclusión social. Vivienda Primero es una piedra angular de este modelo, porque ¿cómo resuelves tus problemas de salud, de consumo, de desempleo, si no tienes un lugar propio?
-¿Cómo funciona Vivienda Primero?
-Se trata de partir por entregar una vivienda, sin requisitos de comportamiento, de “buena conducta”. La idea es que la habiten un máximo tres personas, con dormitorio y baño individuales, y sin condiciones ni exigencias previas, además de apoyo psicosocial permanente durante 3 años. Esa es la “palanca” que permite ir consiguiendo todo lo demás: los controles de salud, la capacitación en oficios, el empleo, el desarrollo de redes y –sobre todo– la recuperación de la dignidad.