La iniciativa que integra a personas en situación de calle no encuentra financiamiento
Con el empleo como motor de integración, el objetivo de Trato Hecho Vecino es generar un vínculo entre las personas que viven en las hospederías del Hogar de Cristo y los vecinos de los barrios donde están situadas. Así lo han logrado en el Barrio Yungay de Santiago, donde está la hospedería más grande de Chile. Ahora buscan entrar a Coquimbo, para lo que requieren inversionistas que se “pongan” con la idea.
Por Matías Concha P.
21 Diciembre 2021 a las
18:09
Durante más de 20 años, el arquitecto experto en patrimonio y conservación, Patricio Massardo (38) fue voluntario en una hospedería para personas en situación de calle, en Santiago. Un día, mientras conversaba con Pablo Walker, ex capellán de Hogar de Cristo, y con Luis Ossa, director de Acción Solidaria, apareció la idea de generar un proyecto que acabara “el macheteo” o clásica pedida de plata en la calle de las personas que día a día usaban las hospederías de esta institución.
Así, en 2016, nace “Trato hecho vecino” (www.tratohechovecino.cl), una fundación que integra a personas que viven en las hospederías de Hogar de Cristo, con su barrio y comunidad a través del acceso al empleo. Se trata de aprovechar el conocimiento en oficios de muchos de esos hombres y ofrecer servicios de mantención, reparación y mejoras en las casas del vecindario: pintura, limpieza, gasfitería, entre otros. Pero al entusiasmo inicial, se la ganó el prejuicio. “Una señora me dijo: ‘Le abrí las puertas a un sobrino drogadicto y me robó todo, y estos maestros tuyos ni siquiera son de mi familia’. A otra el marido le había dicho si estaba loca, que cómo iba a meter ‘a ese tipo’ de desconocidos a su casa. Fue muy frustrante”.
Pero Patricio no se amilanó y cinco años después, “Trato Hecho Vecino” interviene en los barrios donde hay hospederías, principalmente en Santiago, vinculando a los más desvalidos del sector con los vecinos, entregando además un servicio de calidad. “Nosotros cobramos un precio más bajo que el de mercado, pero les pedimos a los vecinos nos reciban con comida y líquidos. Es ahí donde se logra el mayor vínculo porque nos reciben con la mesa puesta, comida rica, nos sentamos todos juntos a la mesa, incluso participan las familias enteras y se dejan de lado todos los prejuicios”, cuenta Patricio.
-¿Cómo se inicia el proyecto en Coquimbo?
-El 2020 fue súper complicado, prácticamente nos paralizó, pero a la vez, nos dio la oportunidad de plantearnos a dónde queríamos llegar, así fue como decidimos exportar nuestra misión a otras regiones del país, convirtiéndonos en una especie de “franquicia social”, que consiste en replicar nuestro modelo de trabajo en otros territorios. De esta forma, no es necesario que nuestra fundación “crezca”, solo se necesitan personas que quieran replicar y financiar el proyecto en sus territorios.
-¿Y por qué acá?
-Llegamos a Coquimbo gracias al Hogar de Cristo, que nos permitió hacerle una presentación a todos los equipos de las hospederías de Chile; primero, mostrándoles el modelo de trabajo de nuestra organización, y segundo, para discutir en qué territorios aplica mejor nuestro trabajo. Así descubrimos que en Coquimbo, por ejemplo, se trabaja muy articuladamente con las juntas de vecinos. Eso, para nuestro trabajo, marca la diferencia.
El arquitecto explica que las juntas de vecinos funcionan como un enlace con las familias que necesitan arreglos en sus casas. La idea es que el requerimiento sea solicitado a través de los vecinos de la zona en la que se encuentran las hospederías y con los coordinadores de “Trato hecho vecino”, quienes no solo se encargan de capacitar a las personas de la hospedería que trabajarán, sino que también evalúan la factibilidad de los proyectos. Sin embargo, en Coquimbo el trabajo no se ha logrado implementar.
-¿Qué se los impide?
–Nos pasó que cuando presentamos el proyecto, todos lo encuentraron “muy bonito” pero después, cuando llega el momento de ponerse la mano en el bolsillo, la cosa cambia. Cuesta un mundo encontrar financiamiento, no solo en Coquimbo, en todo Chile. Y si bien hay mucho interés desde el mundo social, no logramos dar con el financiamiento.
-¿Entonces qué harán para expandir el modelo?
-Como nuestro proyecto social es medible y cuantificable, decidimos acotar nuestro trabajo a una sola hospedería, es decir, a un solo barrio o territorio. En vez de pedir equis cantidad de plata, ahora vamos de a poco. La idea es que los propios vecinos vean, paulatinamente, cómo se transforma su barrio y la convivencia con hechos concretos, para que ellos mismos vean cómo su zona se transforma.
Patricio cuenta el cambio de mirada de una vecina de Santiago, quien después de conocer directamente el servicio, le dijo que antes ella consideraba la hospedería del Hogar de Cristo como un “antro de drogadictos, delincuentes y ladrones”, y hoy la llama “la casa de los maestros”. “Ese sí que es un logro”, sostiene Massardo con su optimismo puesto en la solidaridad de los coquimbanos.