Asumen Residencias de Adultos Mayores
En octubre, se produjeron los traspasos de dos residencias de adultos mayores de Hogar de Cristo: La Asunción de Villa Alemana a Fundación Renueva, y la Padre Alberto Hurtado de Talca, a la Fundación Quiéreme. Ambas ceremonias de traspaso estuvieron llenas de emoción por la despedida y de esperanza en los nuevos encargados de asumir esta importante tarea.
Por María Teresa Villafrade
7 Noviembre 2023 a las 18:16
Decir adiós nunca es fácil, pero hay mucha confianza en afirmar que todas las personas mayores que estaban al cuidado de Hogar de Cristo hasta el 31 de octubre pasado, quedaron en buenas manos y, mejor aún, en las mismas residencias en que siempre han vivido. Y seguirán siendo atendidas con el mismo profesionalismo, esmero y cariño.
En octubre, se produjeron los traspasos de las residencias “La Asunción” de Villa Alemana y la “Padre Alberto Hurtado” de Talca, a sus nuevos encargados. Ello debido a la nueva estrategia social de Hogar de Cristo, que privilegiará los programas de atención domiciliaria a los adultos mayores más vulnerables.
La residencia Padre Alberto Hurtado de Talca, a contar del 1 de noviembre, pasó a ser parte de la Fundación Quiéreme, cuya directora es Verónica Escobar. Ella muestra el cofre que durante la ceremonia de traspaso le entregó el equipo Hogar de Cristo:
“Es mucho más que un historial médico, que una ficha clínica. En cada página, están anotados todos los datos de cada residente, con detalles personales como sus gustos, sus hobbies y aficiones. Sin duda, esto nos permitirá entregarles una atención más personalizada. Son detalles de su día a día, qué les gusta comer, cómo les gusta vestirse, ha sido un gesto muy bonito que agradecemos”, dice Verónica Escobar.
Fundación Quiéreme se hará cargo también el próximo año de la residencia de Hogar de Cristo en Los Ángeles, que es la ciudad donde ellos están trabajando desde hace casi una década con tres residencias geriátricas particulares.
“Si bien tenemos experiencia trabajando con adultos mayores, el enfoque es completamente distinto. Nosotros tenemos residencias particulares en las que los adultos mayores tienen redes de apoyo y familiares presentes. En este caso, enfrentamos otro escenario, donde no hay redes de apoyo y, en la mayoría de los casos, no hay familiares presentes”, explica.
Además, recalca que hay pocos recursos disponibles, dado que sus usuarios son personas mayores que solo cuentan con la pensión básica solidaria.
Verónica Escobar explica que la línea de trabajo también es diferente, porque se reciben aportes estatales de Fonasa y de Senama, lo que no cubre el costo total de mantención de la residencia.
“Nosotros hemos ido aprendiendo harto en el camino, porque no es lo mismo trabajar con dinero que aportan los familiares que hacerlo con ingresos más reducidos, que además no siempre son fáciles de conseguir. Para nosotros, esta es una importante obra social, porque definitivamente no hay ganancias de por medio. Al contrario, se produce un déficit de 40 por ciento que nosotros tenemos que cubrir”, agrega.
Para Fundación Quiéreme, es vital conseguir el financiamiento de privados para poder solventar esta obra: “No por carecer de redes de apoyo, ellos deben dejar de tener una atención digna como se merecen. Tenemos que pensar en que si este tipo de fundaciones no existiera, ¿qué sería de estas personas?”.
La residencia de Talca atiende actualmente a 30 adultos mayores de un total de capacidad de 40. La residencia de Los Ángeles, pronta a ser traspasada a esta misma fundación, tiene un cupo de 28 adultos mayores.
La enfermera Amanda Arellano, cuenta que ella se formó en su profesión trabajando en la residencia para personas mayores de Hogar de Cristo en Talca.
“Fue un tremendo logro porque trabajé y estudié, así logré sacar mi título. Me encanta trabajar con los adultos mayores. A través de este tiempo tengo en mi recuerdo a muchos de ellos con los que me he encariñado: Anita Iturra, Larry y Mimi, una niña en cuerpo de adulta mayor. Mimi tiene el coeficiente intelectual de una niña de 5 años y es lo más tierno que puede haber. La quiero mucho. Tengo sentimientos encontrados, por un lado, siento tristeza, por otro, mucha alegría porque ellos se van a quedar aquí”.
Amanda lleva 28 años de sus 52 de vida, trabajando en la residencia. Para ella, el tiempo más difícil y doloroso de sobrellevar fue la pandemia. El 2020 murieron 12 residentes, sin embargo, ella nunca se contagió de COVID y pudo cumplir con sus turnos sin faltar un solo día.
Elsa Valenzuela Ávila (78) residente que se desplaza muy contenta apoyada en su caminador, cuenta que lleva 13 años viviendo allí. “Pero es como si llevara un día, porque todos han sido muy buenos conmigo. He encontrado comprensión, cariño, todo lo que me faltaba. Porque estoy sola, mis padres partieron ya hace tiempo”.
Daniela Álvarez, ahora ex jefa de la residencia, llevaba cuatro años trabajando en esa unidad, y nueve en total en la fundación.
“Para mí ha sido enriquecedor trabajar con las personas mayores, porque me gusta ser partícipe en la co-construcción y seguimiento de sus sueños, esperanzas y anhelos. Estos, muchas veces, responden a estereotipos. Se piensa que las residencias son lugares donde vienen a morirse y no es así. Nosotros les damos un sentido esperanzador y sumamos a la comunidad en esa mirada de reconocer a los mayores por quienes son, por su historia de vida”.
Daniela tiene sentimientos encontrados, igual que la enfermera Amanda Arellano. Pero concluye: “Hay que agradecer que se nos permita concretar un traspaso efectivo y hacer entrega de todo el legado de quienes han trabajado estos años aquí, a esta fundación que tiene toda la intención de que esta misión de Alberto Hurtado continúe. Nos estamos despidiendo sin sacar a las personas mayores de su espacio, donde han construido un sentido de pertenencia y generado vínculos”.
Muy cerca, otro residente, Manuel, ex agricultor, se acerca para mostrar la huerta que ha cultivado en este hogar: acelgas, porotos verdes, tomates, cebollas y habas. ¡Qué alegría siente de poder continuar cultivando sus vegetales!
En Villa Alemana, donde está ubicada la residencia “La Asunción”, también tuvo lugar una ceremonia de memoria agradecida.
Con un emotivo video titulado “24 horas en La Asunción” y la presencia del capellán general de Hogar de Cristo, José Francisco Yuraszeck, se realizó el traspaso a la Fundación Renueva, que dirige Daniel Molina.
Formalmente constituida hace tres años, la organización viene trabajando desde 2003 con residencias para personas con discapacidad física e intelectual. Partieron en la zona suroriente de la Región Metropolitana.
Daniel Molina explica:
“Quisimos asumir la continuidad del Establecimiento de Larga Estadía para Adultos Mayores La Asunción, con 34 adultos mayores. No ha sido en el mejor momento ya que las fundaciones pequeñas como la nuestra estamos sufriendo consecuencias en las que pagan justos por pecadores. Todo está más cuesta arriba, piden una cantidad enorme de papeles”, dice refiriéndose al escándalo del caso Convenios que ha puesto más exigencias a las fundaciones pequeñas, como Renueva.
“Muchas han optado por cerrar, pero nosotros quisimos jugárnoslas por las personas mayores. Creemos que el Estado tiene una deuda gigantesca con ellas, les da subvenciones bajas, no hay ofertas suficientes de residencias, entonces se requiere de una conjunción de fuerzas para dar solución a este problema. Tanto de la entidad pública y privada como del voluntariado, colegios, y del municipio, que en este caso no está presente”, agrega Daniel Molina.
Tiene, sin embargo, confianza en que todo irá mejorando con el apoyo de la comunidad. Para ello, ha contado con Carolina González, jefa de operación social territorial de Hogar de Cristo y de todo su equipo, quienes le están ayudando en todo lo relativo a darse a conocer y fortalecer redes de contacto.
A ambas fundaciones, Quiéreme y Renueva, les deseamos mucho éxito en la tarea que emprenden.
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