“Antes ponía un cartón en el suelo, ahora lo pongo en mi pecho”
Así describe con orgullo el salto enorme que ha dado su vida: de usar durante más de ocho años un cartón para dormir en la calle a recibir un “cartón” como maestro de instalaciones sanitarias. Este participante del programa Vivienda Primero desde hace sólo 10 meses, hoy no sólo habita una casa, sino que además estudió un segundo oficio, está asistiendo a clases para sacar el cuarto medio y se gana sus pesos como vendedor ambulante.
Por Valentina Miranda G.
10 Junio 2024 a las 23:13
José Luis Cornejo (62) estuvo más de 17 años casado. Tenía una familia con cinco hijos. De lunes a viernes tenía trabajos esporádicos que le alcanzaban para pagar sus cuentas, pero los fines de semana se desbandaba. Su adicción al alcohol y las drogas venía de mucho antes. Como a los 14 años empezó a consumir marihuana, después pasó a las anfetaminas, a la pasta base y a la “coca cola”, como nos cuenta durante una conversación salpicada de humor, que −suponemos− es su manera de sobrellevar los difíciles momentos que le ha tocado vivir.
La muerte de su esposa producto de un cáncer fue un punto de quiebre. Perdió el contacto con sus hijos −hoy adultos con sus propias familias−, quienes no querían saber nada de este padre alcohólico y drogadicto. Dice que llegó a gastar 25 mil pesos al día en cocaína, lo que literalmente lo dejó en la calle. Ése fue su hogar durante unos ocho años, hasta que una decisión totalmente impulsiva, tomada hace pocos meses, cambiaría su destino.
“Un sábado en la noche estaba drogado y con 20 mil pesos en el bolsillo para comprar más droga. No sé si porque el consumo me tenía tan acabado o Dios tocó en mí o el ángel que uno tiene, que me fui a la Estación Central y le pregunté al boletero a dónde llegaba con 20 mil pesos. Me dijo que a Puerto Montt, pero decidí irme a Osorno a donde llegué solo con la ropa puesta. Estaba lloviendo y yo no tenía a nadie en Osorno. Estuve una semana en el mercado y después me fui al albergue de las hermanas Carmelitas. Un día aparecieron Carola, Juan Pablo y Yureinis y la vida me cambió”.
Se refiere al equipo del Hogar de Cristo encargado del programa Vivienda Primero en Osorno, integrado por su coordinadora Yureinis Pinto, la asistente social Carola Carrasco y el psicólogo Juan Pablo Sánchez, quienes le ofrecieron integrarse al programa que entrega una vivienda a mayores de 50 que llevan más de cinco años en situación de calle. Así, en agosto de 2023 Juan Carlos volvió a tener un hogar.
“Me sentía tan solo, tan oprimido, no sé si la droga quería matarme, pero este grupo (el equipo de Vivienda Primero) fue tan grande. Me ha ayudado a sacarme todos los fantasmas, aunque todavía sigo perseguido. Siento una cuestión en el corazón, los siento como la familia que perdí. Tenía una coraza y esto me ha servido para soltarme, volver a vivir, a sentir”.
Sus ganas de salir adelante y el apoyo del equipo de Vivienda Primero lo impulsaron a estudiar. Así es como acaba de recibir en AIEP la certificación como maestro de instalaciones sanitarias, además terminó un curso de carpintería en obra gruesa y está estudiando en un vespertino para sacar cuarto medio, ya que en este instituto profesional le ofrecieron seguir una carrera de oficio para lo cual necesita tener enseñanza media completa.
“Antes ponía un cartón en el suelo para dormir y ahora tengo un cartón en el pecho. Todo esto me ha servido para valorarme. Quiero tener un trabajo digno y después de eso les quiero ver la cara a mis hijos. Ellos me trataron muy mal, me decían que andaba hediondo, no me dieron un plato de comida, me defraudaron. Es una pena muy grande”, nos dice en el único momento en que se le quiebra la voz.
Quiere que lo valoricen de nuevo, por eso además de estudiar, durante el día José Luis se instala en las afueras de las oficinas de ChileAtiende, donde lo autorizaron a vender pañuelos desechables. “Me gusta la calle y esa plata me sirve para comer, aunque en Vivienda Primero nos entregan una caja con alimentos”, dice..
¿Y cuáles son tus sueños ahora?
“Gracias a Dios y al Hogar de Cristo he podido ir saliendo de todo. Me ha costado, pero llevo más de seis meses limpio, sin consumir coca. Sigo con el copete, pero no como antes. Ahora una petaca me dura tres días. Más adelante quiero vivir solo… y buscar polola… tengo varios currículos”, nos dice con picardía.
Además de ser un alumno destacado, José Luis es muy cooperador con el programa Vivienda Primero de Osorno, el que cuenta con 20 participantes distribuidos en 10 viviendas. Según cuenta la asistente social Carola Carrasco, la mayoría está generando sus propios ingresos con trabajos informales e incluso uno de ellos ya consiguió un empleo formal en una cadena de ropa americana.