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Alumnos de escuelas de reingreso cantan El baile de los que sobran: “Yo no me quedo en la pura queja; hago lo que puedo por surgir”

2 Noviembre 2017 a las 14:05

La Pollo, alumna de la escuela Padre Lavín, de Maipú, será la vocalista de esta protesta musical con que estudiantes, profesores e interesados en el tema, demandarán que el Estado deje su indiferencia frente a los casi 80 mil niños y jóvenes excluidos del sistema escolar. Lo harán cantando la canción-emblema de Los Prisioneros en el centro de Santiago.

Por Ximena Torres Cautivo

“¿Por qué prefiero los talleres a las clases de música convencionales? ¿Por qué prefiero estos alumnos a otros? Porque aquí como profesor siento que puedo contribuir a cambiarles la vida a estos niños y adolescentes. Yo me conecto con ellos y sus experiencias de vida a través de la música, que es una herramientas pedagógica y terapéutica poco explotada”, sostiene Nicolás Espinoza, músico y profesor desde 2014 en las escuelas de reingreso que Fundación Súmate tiene en Santiago.

Con el pelo largo, los jeans caídos, el jockey calado hasta las cejas, Nicolás es un rockero, además de profe, y puede que en ello radique parte de su ascendente sobre los alumnos de estas escuelas que imparten primero y segundo medio en un año, o tercero y cuarto medio juntos, adaptándose con mucha flexibilidad a sus complejas situaciones socioeconómicas, familiares, personales. Así logran la inclusión de niños y jóvenes que por su pobreza y extrema vulnerabilidad habían dejado de estudiar y ahora intentan salir adelante y volver al sistema. “Supe que en Fundación Súmate necesitaban talleres diferentes y presenté un proyecto. Yo he grabado discos, he estado en la tele, he sido telonero de grandes bandas, yo mismo tengo varias bandas, con PRIAPO, una de ellas, grabamos un cover de ‘Te Perdí’, el éxito del Pollo Fuentes, pero esta ha sido la tarea profesional y personal más desafiante que he tenido”, explica Nicolás.

El profe Nico trabaja en varias de las escuelas que tiene Fundación y conoce las particularidades de los alumnos de la Padre Lavín, de Maipú;  San Francisco, de La Pintana; Betania, de La Granja, y Padre Hurtado, de Renca. “En cada una los problemas de los chicos son distintos. Hay algunos donde la realidad es más dura, hay más daño, más trauma. Y otras en que los conflictos son más de índole familiar: separación de los padres, mamás solas, muchos hermanos menores a los que atender. A esas realidades distintas me acerco a través de sus gustos musicales”.

Conversamos en la Escuela Padre Lavín, que es un oasis literal y figuradamente en la populosa comuna de Maipú. Arbolada, limpia, muy bien tenida, en ella chicos que han logrado volver a estudiar, se esfuerzan por dejar atrás su rezago escolar. Allí ensayan los alumnos del taller de música “una canción antigua”, como dicen ellos. “Claro, si es de los años 80”, pero les hace mucho sentido: “El baile de los que sobran”, de Los Prisioneros. Cantándola, serán partícipes de una performance musical  que busca poner en evidencia su causa y las de casi 80 mil niños y jóvenes que hoy están excluidos del sistema escolar, a los que el Estado está vulnerándoles su derecho a la educación.

Como hace notar el director nacional del Hogar de Cristo, Juan Cristóbal Romero: “Hoy, la reinserción educativa es un tema ausente de las políticas educacionales en Chile, tampoco está en los programas de los distintos candidatos. La reivindicación de un derecho tan básico como tener acceso a la educación se ha postergado ante la ‘popularidad’ de otras demandas educacionales, que, aunque legítimas, tienen una importancia secundaria frente a la prioridad de garantizar este mínimo social. Además, es un tema ‘poco sexy’, porque revela la cara más fea del sistema que tiene a más de 3 millones estudiando. Así las cosas, los cerca de 80 mil excluidos no son importantes para nadie. Es mejor no verlos. Esconderlos. No saber de ellos. Y como no protestan, no marchan, no son visibles, a nadie le importa que se rebaje año a año el presupuesto para financiar las pocas escuelas comprometidas con su reinserción. Y para colmo, el modesto ítem del presupuesto asignado a este tipo de programas ha sido reducido en beneficio de dos promesas políticas de mejora en educación: la gratuidad y la Ley de Estatuto Docente”.

Frente a la indiferencia de las autoridades y al magro ítem destinado a escuelas de reingreso en el presupuesto 2018 que está en estudio en el Congreso, es que las autoridades, alumnos de la escuela Padre Lavín de Súmate y personas vinculadas a esta problemática decidieron cantar “El baile de los que sobran”, canción-emblema de la exclusión educativa, en plena centro de Santiago, el próximo martes 7 de noviembre, a las 11 de la mañana.

“La parte de la letra de esta canción que más me toca es donde dice: ‘A otros dieron de verdad esa cosa llamada educación”, comenta Javiera Aroca, 19 años, a punto de graduarse de cuarto medio. Y agrega: “Yo estuve en colegios en Las Condes, muy buenos. El San Francisco del Alba y el Santa María, cuando vivía allá con mi mamá. En sexto básico me quedé sin colegio; yo había repetido varios cursos y tuve que suspender todo para ayudar a mi mamá a cuidar a mis hermanos menores. Tenía sueño siempre y problemas para llegar a tiempo, además de muchos conflictos con mi familia. Ellos son de formación evangélica y no podían aceptar mi orientación sexual, un secreto que yo le conté a mi mamá y que ella les comentó a todos. Mi vida ha sido muy dura. He debido enfrentar ese rechazo y discriminación de mis más cercanos. Fue una tía quien me dijo que acá en Maipú había una escuela donde se podía hacer séptimo y octavo juntos. Durante ese año viajé desde Las Condes hasta Maipú para venir a clases. En 2016, nos vinimos a vivir con mi mamá y mis hermanitos donde mi tía. Ahora todo es más fácil, porque me queda al lado, y estoy por graduarme de cuarto medio”.

Asertiva, con gran personalidad y claridad de ideas, Javiera, conocida por todos aquí como “la Pollo”, será la voz cantante en la acción pública organizada por Súmate. Dice: “Yo escucho música antigua de Los Prisioneros. Me gusta mucho ‘Tren al sur’, pero el baile de los que sobran dice cosas muy reales. Me interpretó la letra. Es cierto que la educación no es igual para todos, que a muchos nos cuesta más y necesitamos apoyo. Mi plan es seguir estudiando. Podría ser Turismo, porque ahora acá hay un acuerdo con el Hotel Ritz. El otro día vinieron a contarnos de qué se trata y las posibilidades que hay. También quiero seguir haciendo música. Yo soy re buena para reclamar, pero no me quedo en la pura queja. Hago lo que puedo para cambiar las cosas, partiendo por ir a votar a las elecciones”.

Y por ir a cantar al centro de Santiago por los que no han tenido la suerte de contar con una escuela de reingreso que les permita volver a estudiar. En Chile hay apenas 14 escuelas de este tipo. Cinco son del Hogar de Cristo -4 en Santiago y una en Lota-, y entre todas cubren apenas el 3% de los casi 80 mil niños y jóvenes excluidos del sistema escolar, entre los cuales se cuenta a un tercio de los que están en el Sename.

Impacta la indiferencia de políticos, parlamentarios, candidatos frente a esta profunda vulneración, que encuentra en  escuelas como las de Súmate la única posibilidad para jóvenes como “la Pollo” y sus compañeros.

Como dice el director de la escuela Padre Lavín, el profesor cubano José Luis Casanova, avecindado en Chile desde hace 15 años: “El magisterio en las escuelas de reingreso requiere de un plus. Acá no basta la pedagogía, los profesores tienen que tener la capacidad de lograr que niños y niñas que por diversas razones fracasaron en el sistema regular de educación, que tienen en promedio 4,5 años de retraso pedagógico como sucede acá, que cargan en sus cuerpos y mentes con mucho daño, superen esas experiencias de fracaso y salgan adelante. Es fe en la capacidad de los niños, lo que hace falta. Ahí radica la clave del éxito”.

 

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