Camila Villarroel Liberona: Los adultos mayores le han enseñado a ser buena hija
25 Abril 2018 a las
18:06
Camila realizó en Fundación Emplea el curso Cuidado y Atención de Enfermos mención servicio Socio-Sanitario para personas en condición de dependencia del programa Subsecretaria del Trabajo en la Sede Maipú. Aquí relata parte de su historia y sus ganas de salir adelante:
“Al principio, yo estaba estudiando una carrera técnica y no alcancé a terminar porque no me sentí cien por ciento satisfecha. Estuve 6 meses en casa y llamaron a mi mamá por el curso Cuidado y Atención de Enfermos mención servicio Socio-Sanitario para personas en condición de dependencia, de Fundación Emplea. Mi madre siempre hace capacitaciones, cualquier cosa que le ofrezcan, ella lo acepta, pero cuando la llamaron ya estaba en otro y me preguntó: ‘¿Por qué no lo haces tú?’.
Inmediatamente pensé: Voy a hacer algo que me distraiga, salir de la casa, conocer gente. Siempre me ha gustado estudiar, cualquier tema para mí es interesante. Aprender cosas es súper motivador. Como me explicaron que era para cuidar enfermos, dije: Este es un momento para aprender algo técnico y algo humano. Así es que decidí postular y quedé. Todos necesitamos apoyo, respeto sentirnos valorados. Decidí entregar amor y cariño, estar presente, apoyarlos.
Antes era distante, no me reía por nada, tenía conflictos conmigo, no respetaba al otro, me burlaba de todos. Un día me di cuenta de que así iba por el camino equivocado. Y justo cuando quise salir adelante, llegó este curso
En Villa Padre Hurtado, donde trabajo actualmente, los abuelitos se robaron mi corazón. Ellos son súper emocionales y tiene una enorme falta de cariño. Eso hizo que me quedara con ellas, a pesar de que demoro dos horas en micro ida y vuelta desde mi casa, pero vale la pena porque esos adultos mayores están abandonados. La mayoría de sus familiares no los va a ver. Ahora me estoy dando una nueva oportunidad de seguir creciendo, estudiando. La villa me da la facilidad de poder hacerlo. Me siento feliz porque es mi vocación, realmente me gusta y lo disfruto. Me inspiran los abuelitos para seguir adelante y valorizar mi familia. Ellos me han enseñado a ser buena hija, voy aprendiendo día a día.
Hay que ponerle ganas. Hay que trabajar y no tirar la toalla. Llevo 5 meses trabajando y estoy feliz. Incluso he tenido gente a cargo, practicantes. Yo fui una y debo tener paciencia, porque no nacimos sabiendo.
El programa de Emplea me enseñó a valorizarme, a sentirme más independiente, porque dependía mucho de mis padres. También me enseñó a que puedo hacer algo y puedo terminarlo. Esto es mío, es mi triunfo. Soy más humana.
Veo a adultos mayores y ahora los ayudo a cruzar la calle. Hay tantos sufriendo en las calles y me doy cuenta de que mis problemas no son nada. Siento que aporto un pequeño grano a la sociedad. Ayudo a 40 abuelitos para que se sientan valorizados y no vuelvan a la calle.
Ellos dirán que soy buena persona, que si necesitan un té, ahí estoy yo. Soy cuidadosa, buena para la talla y me gusta que se rían. Los ayudo.
Mi mayor lección es que hay que luchar para poder ganar. Siempre habrá algo que se interponga, pero debemos pasar esa barrera, luchar. Mi mayor orgullo es trabajar en la villa y estar contando esta historia. Aprendí que se puede amar a alguien que no has conocido toda la vida, a amar al prójimo.
A los que están recién entrando a la capacitación les diría que no miren en menos este curso, que es inspirador, que llena tanto, que permite ser mejor persona. Agradezco mucho a Fundación Emplea”.