Para algunos es por seguridad, para otros por salud, para la mayoría, por temor. Estar en familia y no necesitar trasladarse para llegar al trabajo puede parecer un sueño. Sin embargo, la situación que obliga al “privilegio” de quedarse en casa y organizar las actividades laborales sin pisar la vereda hace la gran diferencia.
Vivir una pandemia no es algo de cada día. Presenciar una alerta mundial, signo de una globalización total, altera las emociones y gatilla profundos temores. ¿Y qué se nos pide para hacer frente a esta situación? Quedarse en casa. Un desafío que no todos han logrado o lograrán sortear.
Si se requiere seguir trabajando, se debe intentar una organización mínima. Comenzar el día de manera similar a la rutina normal: levantarse, ordenar, vestirse y preparar el espacio de trabajo. Parecería muy aliviador trabajar en pijama, en cama, con un café en la mano, pero una parte esencial de superar un largo período en casa es lograr establecer diferencia entre estar en casa y trabajar en casa. En lo posible se debe establecer horarios de trabajo y de pausas, y obviamente los momentos para comer y distraerse.
Cuando hay hijos a quienes atender en casa, la tarea suma dificultades. Muchos relatos hay sobre la dificultad de trabajar en casa con niños, más cuando están en la misma situación de estrés que los adultos. Pueden requerir aún más atención y comprensión. Para esto, es esencial convenir momentos del día en que se les pueda atender. Resulta más productivo “perder” una hora para apoyarlos en sus tareas, jugar con ellos, hacer una actividad en conjunto, que estar lidiando durante gran parte del día para que no nos interrumpan.
Otra forma de cuidarse en lo emocional pasa por no sobreexponerse mediáticamente. Use la tecnología para mantener contacto con los otros –no se aísle-, pero no para mal nutrirse de angustia. Incluso los memes que resultan graciosos, implican no desconectarnos del complejo escenario sanitario. Es esencial explicarles a los menores de la casa que la necesidad de quedarse es para cuidarse y cuidar a otros, hacer sentido de comunidad, que requiere pensar en el otro para que todos estén bien.
*Psicólogo de la Universidad Católica, director de Paréntesis ASC (Asesorías y Servicios Clínicos) del Hogar de Cristo, Practitioner en PNL, Diplomado Tratamiento y Rehabilitación para Adolescentes Consumidores de Drogas de la Universidad de Chile.