Ubicado en la avenida Antofagasta, este negocio familiar tiene cinco años menos de existencia que el Hogar de Cristo, pero es tan señero en el barrio como la causa del padre Hurtado. Nació para alimentar a los empleados ferroviarios, a los de la compañía de gas y a los del molino cercano, y en su cocina se inventó “la “chaparrita”.
Por Jacqueline Otey A.
César Leiva tiene 78 años y es dueño del restaurante Del Rápido, una tradicional picada ubicada en calle Antofagasta con más de 70 años de existencia, que ha sido testigo del desarrollo del antiguo barrio santiaguino.
Domingo Ignacio Leiva, el padre de César, trabajó durante mucho tiempo junto a sus hermanos en minas de salitre del Norte Grande, donde juntaron dinero y luego se trasladaron a vivir a Santiago. Así fue como cada uno abrió negocios, todos de comida, en diferentes sectores de la capital.
“Mi padre a mediados de 1940 se instaló con una heladería en un local que había en esta misma calle, pero en la vereda del frente, después se trasladó donde ahora está el restaurante Mando Mando. El año 1950 compró el edificio esquina donde actualmente funcionamos. En esa época, el local era una cervecería a la que acudían hombres que visitaban la feria de animales que estaba cerca y después los llevaban arriando al Matadero de Franklin. De hecho, muchas veces entró ganado al negocio”, cuenta con nostalgia.
El local poco a poco empezó a surgir. El empresario comenta que muy cerca del restaurante funcionaba la Compañía de Gas, la Vega Poniente y un molino que aún se ubica en calle Exposición. “Había además una fábrica de sacos y la Central de Leche Chile. Además este era un barrio ferroviario, por eso había mucha gente circulando”, afirma.
Hace 70 años, a menudo, llegaban personas en situación de calle, muy pobres y necesitados, a pedir comida o alguna colaboración en monedas para pagar el alojamiento en la Hospedería del Hogar de Cristo. “Yo en esa época tenía 9 años y me acuerdo perfectamente que mi papá era muy solidario, siempre los ayudaba con pan, comida o algunos pesos”.
CHAPARRITA FAMOSA
Luis Ignacio Leiva, hijo de César, es quien administra hoy el local. Cuenta que durante años el negocio funcionó como El Rápido, en honor a un conocido servicio de trenes del pasado. Sin embargo, hace dos décadas, debieron modificar el nombre a “Del Rápido”, cuando otro conocido negocio de sandwiches se instaló en el centro de Santiago y patentó la marca.
Agregar una letra al nombre, no afectó en nada el interés del público. “Nuestros puntos fuertes en la cocina siempre han sido los churrascos y los lomitos de cerdo. Desde hace dos años, la novedad es la carne mechada en sándwich y al plato, lo que atrae a muchos clientes”, asegura. También confidencia que hace un tiempo los visitó “el rey Arturo”. “Vidal llegó con sus hermanos y nos firmó una pelota”.
Luis Ignacio afirma con orgullo que su padre es el creador de “la chaparrita”, una especie de empanada hecha de masa de hoja con una vienesa y queso en su interior. “El año 1965 le pidió a un maestro de cocina que la hiciera y funcionó. El nombre nació inspirado en un ministro de la época de apellido Chaparro, a quien todos le decían Chaparrito. Con el tiempo comenzamos a ver el producto en distintos restaurantes, hasta en Arica”, indica con una sonrisa.
Otro logro que lo enorgullece es que tienen empleados que trabajan con ellos desde hace más de 50 años. “Hay una persona que nos acompaña desde el año 1968 y otra desde 1984. Son gente responsable, buena… ambos muy correctos”, dice.
Margarita González trabaja hace 32 años en este restaurante, luego que una amiga le pasara el dato de que necesitaban una persona para atender público. Desde el día en que fue a la entrevista laboral, nunca más se fue. “Tengo 74 años, jubilé a los 60 y he seguido trabajando… Creo que si uno se va para la casa, se muere. Y este es un lugar tranquilo, donde todos nos llevamos muy bien. Claro que con los años ha cambiado mucho. Antes era mucho más sencillo, ahora está súper lindo”.
Héctor Gatica también tiene 74 y lleva más de medio siglo trabajando en Del Rápido. Durante 45 años se encargó de hacer el pan de los sándwiches y completos y la masa de mil hojas de las chaparritas. Ahora prepara las ensaladas, sándwiches y ayuda en la cocina. “Me gusta mucho lo que hago y de aquí no me quiero ir”, indica.