En la comuna se registró un aumento de 12 damas en 2017 a 37 a junio de este año.
Por Karen Cereceda Ramos. El Mercurio de Calama.
10 Septiembre 2018 a las 13:19
Cuando se habla de las “personas en situación de calle”, generalmente solemos asociarlo a hombres. Ello porque la mayoría de quienes viven como indigentes son varones. Sin embargo, esta es una situación que ha ido cambiando con los años en la que cada vez se ven a más mujeres, quienes por distintos motivos, han optado por hacer de la calle su hogar.
Ello al menos es lo que indican las cifras. De acuerdo a las estadísticas elaboradas por el ministerio de Desarrollo Social a nivel nacional, las mujeres que vivían en las calles en 2005 eran 1.089, número que se duplicó en 2015, llegando a 2 mil 370 mujeres.
A nivel local la realidad no es muy distinta, de hecho en menos de un año la cantidad de mujeres indigentes en Calama se triplicó, según las estadísticas obtenidas tras el censo calle que realizan desde el ministerio de Desarrollo Social.
De acuerdo a dicha información, en septiembre de 2017 la cantidad de mujeres que vivían en las calles de Calama eran 12. Ahora y de acuerdo a las cifras a junio de este año del Registro Social de Hogares, las mujeres en “situación de calle” llegan a las 37.
A nivel total en la ciudad hay 299 personas indigentes, el 88% corresponde a varones y el 12% a mujeres.
Este aumento de la población femenina en condición de calle está obligando a las autoridades, y a las organizaciones sociales, a tener que modificar y mejorar sus políticas públicas para ir en ayuda de ellas.
Calama no está preparada. De hecho, la única hospedería que funciona en la ciudad durante todo el año y que pertenece al Hogar de Cristo, no puede recibir a mujeres para que pernocten allí, puesto que el servicio es exclusivo para hombres, ya que no cuentan con la infraestructura necesaria para que sea mixto.
En el caso del albergue municipal, que abre solo en época de invierno, sólo hay seis cupos para que sean usados por las mujeres. A ello hay que sumarle que no existe un centro diurno que les permita, tanto a mujeres como hombres, contar permanentemente con un baño, o con un lugar para por ejemplo, lavar su ropa.
“No me gustaba estar en mi casa”
Rosa Ríos Ávila, tiene 35 años y dice que desde los 11 años empezó a vivir en las calles de Calama. “Creo que desde siempre me gustó andar a la calle”. Comenta que fueron problemas familiares, las causas por la que abandonó su casa y decidió vivir como indigente. “No me gustaba estar en mi casa porque mi mamá nunca estaba con nosotros. Siempre estábamos cuidados por otras personas, no por ella y , a lo mejor, eso me llevó a esto porque lo que no encontré en mi casa lo encontré en la calle”, cuenta Rosa.
Como todos quienes llegan a esta situación, Rosa Ríos dice que se trata de una “vida dura y difícil”. Durante al año, vive con su pareja en los rucos que se ubican detrás de un supermercado de Avenida Grecia.
“En ese peladero es como estar en el río, es un frío que te cala los huesos, te hace joder. El otro día, para el día que llovió, justo se me ocurrió quedarme ahí, casi me congelé del frío”, comenta Rosa Ríos , quien en temporada de invierno usa uno de los seis cupos que hay para las mujeres en el albergue municipal.
Como un gran número de las mujeres que viven en la calle, ella tiene hijos los que están al cuidado de la abuelita, la madre de Rosa. Sin embargo cuenta que una de sus hijas comenzó a consumir drogas y ella teme que termine viviendo también en la calle.
“En este momento quiero cambiar mi vida, porque por ejemplo, yo no fumo pasta (base), pero mi hija se me metió en la droga y para mi es fome porque yo no sé cómo ayudarla y todos me dicen que tengo que salir de acá para ayudar a mi hija, porque si yo sigo en este ambiente voy a meter a todos mis hijos en esta vida”, reflexiona Rosa Ríos.
Por el momento, se dedica a cuidar autos en el centro y, paralelamente, dice que está dando pruebas para poder terminar el 8° Básico y así continuar estudiando y poder cambiar su destino y la de sus hijos.
“Arriesgamos la vida”
Clara Rosales Veragua lleva nueve de sus 39 años viviendo en la calle. Al igual que muchos de sus pares, fue el consumo de drogas lo que la llevó a esta situación. A ella es habitual verla en el paseo Ramírez de Calama bailando reggaeton, a cambio de unas monedas que le permitan subsistir. Durante el invierno va a dormir al albergue municipal, pero durante el año su lugar para pernoctar era la sala de urgencias del antiguo Hospital Carlos Cisternas, el que ya no está disponible.
“Ahora que se cerraron no sé qué voy a hacer yo y los otros que nos quedamos allá”, reflexiona Clara y agrega que ella por los que más se preocupa son por los más viejitos.
Dice que cada día “arriesgamos nuestra vida. En días de frío no sabemos si vamos a sobrevivir o si en algún momento alguien nos va a hacer algo y nos pueden pegar, violar e incluso matarnos”, cuenta.
Clara cuenta que tiene un hijo de 22 años, el que hasta hace poco vivía con su mamá, pero que ahora también se fue a vivir a la calle. “No vivimos juntos”.
Clara, al igual que Rosa, pide a las autoridades de la ciudad ayudarles a mejorar su situación. Ambas comentan que a las personas en situación de calle les faltan las oportunidades para salir adelante y que ello es, incluso, más evidente para las mujeres. “Necesitamos ayuda, las mujeres no tenemos dónde quedarnos en las noches, dónde poder bañarnos porque es verdad que vivimos en la calle, pero eso no significa que somos cochinas”, dice Rosa Ríos.
Nuevo albergue
En la actualidad el Hogar de Cristo, en conjunto con la municipalidad de Calama, se encuentran desarrollando un proyecto para construir una nueva hospedería.Se trata de una iniciativa que ya fue ingresada al Banco Integrado de Proyectos del ministerio de Desarrollo Social para luego ser evaluado y conseguir los recursos gubernamentales que permita concretarlo.
Según comentó el alcalde de la comuna, Daniel Agusto este proyecto tendría una inversión de cerca de $1 mil 200 millones y tendrá una infraestructura de alto nivel. Agregó que el proyecto estaba en la etapa de diseño y que se esperaba tener pronto novedades al respecto.
En tanto, el director ejecutivo del Hogar de Cristo de la región de Antofagasta, David Martínez entregó detalles del nuevo edificio, durante su intervención en el cabildo que la semana pasada se realizó entre autoridades y representantes de personas que viven en la calle.
Entre las características de esta nueva hospedería es que tendrá una capacidad para 50 personas y que habrá un espacio separado, especialmente para albergar mujeres, incluso mujeres con hijos. También podrá albergar a adultos mayores y a personas con alguna discapacidad.
Será de dos pisos, contará con un subterráneo y con espacios que permitan, a futuro, contar con talleres que sirvan para capacitar a las personas en una serie de especialidades para sí poder entrar al mundo laboral.
“Ya está el diseño, hemos trabajado con el equipo de Secplac del municipio y ya está levantado al Banco Integrado de Proyectos (…) tenemos algunas conversaciones con el intendente para que esto sea una prioridad y que pueda, efectivamente, realizarse y tener un lugar donde no solamente puedan pasar la noche, sino que puedan pasar bien la noche”, comentó al respecto el director del Hogar de Cristo.
En tanto, la seremi de Desarrollo Social, María Fernanda Alcayaga dijo que hay ejemplos virtuoso del trabajo en equipo. “Yo creo que esto no va ser la excepción y por supuesto, como gobierno, estamos siempre a que las inversiones con réditos sociales sean prioridad”.
Foto portada: Referencial.