La ciudad nortina conocida por su actividad minera o por su cercanía con San Pedro de Atacama, tiene otros encantos poco conocidos. Por eso Jonathan Cortés fundó un emprendimiento con el fin de llevar a los turistas a lugares ricos en historia y naturaleza. Aquí su historia.
Por María Luisa Galán
22 Septiembre 2020 a las
11:09
“No sólo en el universo hay lugares por descubrir, en Calama también”. Esta es la frase que se lee en el banner del fan page de Cicloturismo Caur en Facebook, un emprendimiento que nació en febrero pasado y que es una creación de Jonathan Cortés, un amante del ciclismo de montaña.
Precisamente, “caur” significa montaña en kunza, el idioma del pueblo atacameño que habitaba el altiplano chileno, argentino y boliviano. Su proyecto, como idea, comenzó hace un año, inspirado por su espíritu deportista y por su afán de querer visibilizar la ciudad que lo acoge desde hace 15 años, donde llegó luego de nacer y crecer en Ovalle. “Aquí hay lugares agradables y exóticos. El colectivo mental de la gente es que Calama es feo, que no tiene atractivos y, por lo general, los turistas se van para San Pedro directo desde el aeropuerto. Pero en la zona tenemos varias alternativas y lugares lindos que las personas no conocen”, cuenta Jonathan, director ejecutivo de cicloturismo Caur.
Laguna de los Patos, La Cascada, Borde Río o Yalquincha son los bellos lugares a los que hace referencia y que están cerca de Calama. En ellos se puede apreciar arte rupestre, aves, restos arqueológicos, pictografías, entre otros atractivos históricos y naturales. Finalmente, su sueño se formalizó y materializó en febrero de este año luego de ganarse un proyecto a través de la minera El Abra, filial de Freeport-McMoRan, la cual le financió el 85% de su proyecto.
Pero alcanzó a realizar una sola salida antes del tsunami sanitario provocado por el COVID -19. “Por ahora lo que hemos estado haciendo es campaña de marketing, tenemos una fan page, una página en Instagram, que de a poco están teniendo hartos seguidores, ya llevamos más de mil. Eso nos tiene bien contentos porque a las personas les llama la atención”, cuenta sobre su emprendimiento, el cual también se preocupa de colaborar en la educación medioambiental.
Y además de potenciar su emprendimiento en el mundo virtual, Jonathan aprovechó estos días de confinamiento para realizar el curso “Emprendimiento 2.0”, desarrollado en colaboración por fundación Emplea, del Hogar de Cristo, y el programa “Dream Builder” de Freeport-McMoRan. En el taller, que duró cerca de dos semanas, aprendió de planificación y administración de negocios.
Actualmente, Jonathan es el dueño de ciclotrismo Caur, tiene el 100% de las acciones, pero su idea es invitar a futuro a su primo, quien tiene más conocimientos de administración. Y si bien Calama ya salió de cuarentena, se toma las cosas con calma. “Recién estamos en la fase dos, pero hay personas que son imprudentes y podemos retroceder. No podemos cantar victoria todavía. Nosotros tenemos suspendidas todas las actividades. La idea es retomarlas, pero queremos ser prudentes y responsables”, dice Jonathan. Mientras, la invitación es a visitar la web y redes sociales de Caur en Facebook e Instagram para conocer más sobre este novedoso emprendimiento de turismo en Calama y, por qué no, soñar con un atractivo panorama para cuando se pueda regresar con seguridad. Cicloturismo Caur cuenta con cinco bicicletas equipadas con cascos, guantes y chaleco reflectante, además se entrega a cada persona agua, colación de frutos secos y una foto impresa que se entrega después.
Al finalizar, Jonathan dice que esta es de sus frases favoritas: “El principal reto que perseguimos nosotros durante muchos años fue trabajar para mejorar, porque es lo único que realmente está bajo nuestro control. El talento final es la suma del talento inicial más el trabajo, y a menos talento hay que añadir más trabajo”.