Un operativo de limpieza, tapaduras y extracciones de piezas dentales para nueve acogidos del Centro Diurno de Encuentro del Adulto Mayo de Futrono se desarrolló en este establecimiento que tiene Hogar de Cristo en la Región de Los Ríos. Hoy, Mario Guarda, de 76 años, puede sonreír y hasta comer carne, lo que no podía hacer desde hace años, cuenta… sonriente.
Equipo de Comunicaciones
Para el odontólogo Hugo Varela, a cargo de la intervención a los asistentes al Centro de Encuentro del Adulto Mayor de Futrono, ocuparse del estado odontológico de las personas mayores no se trata de una cuestión estética, sino también y sobre todo de salud, ya que repercute en la mordida y en aspectos digestivos, entre otros. “La falta de dientes afecta directamente al proceso digestivo del adulto mayor ya que, al no poder masticar los alimentos adecuadamente, las personas suelen deglutirlos casi enteros, algo que afecta negativamente a su organismo”, expresa.
En la región de Los Ríos, más de 12 mil personas viven en pobreza extrema, ubicándose en el quinto lugar con mayor número de pobres a nivel país. Según la jefa social de Hogar de Cristo, Claudia Ruiz, esta realidad se vuelve dramática cuando hablamos de los ancianos: “Hay más de 200 mil mayores en Chile que viven bajo la línea de la pobreza. Es terrible pensar que la mayoría de ellos no puede ni siquiera sonreír a la hora de enfrentar el día a día. El menoscabo que sufren quienes son desdentados totales, es terrible”.
Varela, quien desde hace 9 años realiza operativos dentales en Hogar de Cristo, dice que los dientes mal cuidados no solo generan vergüenza sino también profundizan la pobreza: “A la gente que tiene mal los dientes, se les dificulta encontrar trabajo y todo tipo de oportunidades. La gente sin trabajo es más pobre. La gente pobre no puede acceder al dentista, y así sigue el ciclo”.
Uno de los de los participantes del Centro de Encuentro del Adulto Mayor ubicado en Futrono, que acoge a 30 personas con alto nivel de dependencia y sin redes de apoyo, valoró la intervención: “Estoy contento de esta oportunidad, hace 10 años que no iba al dentista y me molestaba hasta comer, con decirle que hace años que no podía masticar carne”, revela Mario Guarda, de 76 años.
Luego del operativo dental, Hugo Varela declaró que centra parte de su trabajo profesional ayudando a personas mayores en situación de pobreza, porque para él la desigualdad se refleja en la boca de las personas. “¿Por qué nadie piensa cómo vive una persona que no tiene dientes? ¿Cómo besa? ¿Cómo come? ¿Quién se preocupa de los dientes que ha perdido una mujer maltratada o un adulto mayor que no puede sonreír tranquilo? Te lo respondo yo: porque nos preocupamos sólo de nuestra propia sonrisa”, opina el odontólogo.