“La alegría de reencontrarnos”
El jueves santo fue un día emocionante para muchos en el Hogar de Cristo. Tras dos años de pandemia y restricciones, se realizó la ceremonia del lavado de pies con la presencia de acogidos, trabajadores, voluntarios e invitados. Y para no perder la costumbre de lo virtual, la misa también fue transmitida a Chile y al mundo vía streaming. Aquí te contamos más.
Por María Luisa Galán
15 Abril 2022 a las 13:44
Un gran momento de reencuentro se vivió el jueves santo en la Casa de Acogida San Bernardo del Hogar de Cristo. Un poco antes de las 11, hora en que se daba inicio a la tradicional misa de lavado de pies, comenzaron a llegar los participantes de diferentes programas de la Región Metropolitana. Arribaron los que residen en la hospedería Álvaro Lavín del Barrio Yungay, las de la Hospedería de Mujeres, los adultos mayores de la Casa de Acogida Joss Van der Rest y los que asisten al Programa Ambulatorio Calle, todos estos últimos ubicados en Estación Central.
Se sumaron también los beneficiarios del programa Vivienda Primero, quienes viven en la Casa de Acogida de Puente Alto, los profesionales de la Red Calle de San Bernardo, PAFAM de La Granja, voluntarios y trabajadores. Y dado que en estos dos años de pandemia la tecnología avanzó tanto, hubo otro grupo conectado de forma virtual desde diferentes partes de Chile y el mundo. Concepción, Valparaíso, Temuco, Buenos Aires, por ejemplo.
Todo fue al aire libre y aunque coincidió con la puesta en marcha de la flexibilización del uso de las mascarillas, todos los presentes tomaron los debidos cuidados sanitarios y mantuvieron sus tapabocas y distancias.
A las 11 en punto comenzó el oficio religioso presidido por el capellán general del Hogar de Cristo, el sacerdote jesuita José Yuraszeck. Pero antes de dar rienda suelta a la ceremonia, el dueño de casa, el jefe de la Casa de Acogida de San Bernardo, Sebastián Rojas, señaló: “Para mí es emocionante tener a todos reunidos. Sigan creyéndose el cuento de que ustedes son Cristo porque esta casa es de Cristo, ustedes son los protagonistas principales”.
La prédica estuvo conmovedora. Tras dos años de pandemia y restricciones, se pudo celebrar la semana santa de forma presencial. “Quiero compartir la alegría profunda de este momento. Se me llenan los ojos de lágrimas y emoción de poder encontrarnos. Nuestra vida ha estado tan amenazada estos últimos años. Hemos tenido que cuidarnos, encerrarnos, implementar distintas medidas que han sido extraordinarias y nos han hecho estar lejos unos de otros”, dijo lleno de emoción el capellán José Yuraszeck.
La misa continuó con las lecturas correspondientes a la fecha y el lavado de pies se realizó a un acogido, un voluntario y un trabajador del Hogar de Cristo. La entrega de ofrendas, en tanto, fueron hechas y entregadas por los mismos habitantes de la Casa de Acogida de San Bernardo. Una vez finalizado el servicio, se repartió pan y uvas a los asistentes.
“Esto es la alegría de reencontrarnos. Hace dos años que no hemos podido reunirnos y celebrar la semana santa, así que me alegro mucho de esta iniciativa de la Casa de Acogida de San Bernardo, junto con otros programas. Las celebraciones van marcando el sentido de la vida, las cosas que valoramos. El Hogar de Cristo brota de la esperanza cristiana del Padre Hurtado, que es ponerse al servicio de los demás y eso es lo que hemos celebrado el día de hoy”, señaló el padre José Yuraszeck tras la ceremonia.
Iván de la Rivera (72) vive desde diciembre pasado en la Casa de Acogida de San Bernardo. Es padre de siete hijos y abuelo de diez nietos. Vivió cinco años en calle, estuvo grave por una infección al estómago y los pulmones, pero felizmente estuvo presente en el lavado de pies. “La semana santa es un momento de regocijo espiritual. Con los nuevos tiempos las personas no recuerdan nada. Cuando era niño celebraba en Andacollo con mis tías y mis abuelos. Falta esa humildad que a veces uno la pierde por conceptos humanos que tienden a la maldad. El ser humano tiende a lo incorrecto y se equivoca, pero gracias a Dios, nuestro Señor nunca me ha soltado de su mano”, cuenta este oriundo de la región de Coquimbo.
Sobre su vida, relata: “Tanta calle no viví porque como soy pensionado, a veces me quedaba en hoteles, residenciales. Me tocó estar mucho tiempo durmiendo sentado en la Petrobras, ahí tuve amistades que me querían mucho, mire – dice mientras muestra su celular. Ahí está una venezolana, unos chilenos y yo. Me decían ‘el tata’. Le agradezco al Hogar de Cristo y al legado del Padre Hurtado, gracias a él hoy hay muchas personas que reciben ayuda”.
Luis Jaime Narea (72), sí, pariente del fundador de Los Prisioneros, Claudio Narea, también estuvo presente. Hoy vive en la Casa de Acogida de Puente Alto y sobre esta fecha tan significativa, comentó: “En la semana santa a uno le dan a entender que hagan lo que hagan los malandrines, igual van a llegar a la tierra. De Dios dependen los que se van al cielo. Uno no es eterno. ¿Sabe quién los va a recibir? Dios, arriba. Él sabe y dice: ‘Este se me queda conmigo y este se portó mal y se va pa’ otro lado’. Cuando tengo tiempo leo la Biblia, me encanta. Voy en la mitad”, dice.