Más de 80 personas en pobreza y exclusión social de la comuna de Lo Espejo reciben almuerzo y pan gracias al esfuerzo de este laico comprometido. Apoyado por Acción Solidaria del Hogar de Cristo, hoy piden ayuda ante la dificultad de conseguir alimentos con la parroquia y el comedor solidario cerrados por la pandemia.
Por Daniela Calderón
13 Mayo 2020 a las
14:49
Desde hace 2 años, Orlando Cortés (50), un laico comprometido que ha dedicado toda su vida al servicio a los demás, se encarga de mantener vivo el funcionamiento del comedor solidario Padre Manuel Pino, perteneciente a la capilla María Madre de los Pobres de Lo Espejo, donde personas en situación de calle y adultos mayores abandonados encontraban un plato de comida caliente todas las semanas.
El comedor, ubicado en la población José María Caro de Lo Espejo, abría sus puertas todas las semanas y se abastecía de alimentos y verduras donadas por los mismos fieles que visitaban la capilla. Todo estaba funcionando bien, hasta que llegó la pandemia por coronavirus a nuestro país.
Desde marzo de este año y ante la prohibición de reuniones masivas, la capilla cerró sus puertas a los fieles y, lo que es peor, debió suspender el funcionamiento del ya conocido comedor solidario que permitía alimentar a casi 70 personas en condición de pobreza y vulnerabilidad social de la comuna.
Y las cosas se complicarían aún más. Al grupo de personas en situación de calle que alimentaban semanalmente se sumaron familias vulnerables que, debido a la imposibilidad de salir a trabajar, disminuyeron sus ya escasos ingresos y comenzaron a requerir de apoyo en alimentación.
Un llamado al que Orlando sería incapaz de negarse. “Desde que comenzó la pandemia ya no podemos usar la capilla y decidí ocupar el espacio de la casa de mis papás para preparar la olla común. Entrego de la reja para afuera o si es necesario voy a dejar a domicilio los platos porque muchas de las familias que ayudamos ni siquiera tienen plata para comprar una mascarilla de 500 pesos”, cuenta Orlando, que decidió comprometer su vida a Dios desde muy pequeño.
La iniciativa no ha sido fácil y ha obligado a Orlando a destinar dinero de sus propios ingresos para mantener el comedor. “Antes, en las misas, pedíamos aportes de alimentos no perecibles, como porotos, lentejas. Pero ahora como no hacemos misas no podemos recibir nada. Y lamentablemente cada día aumentan más las personas que necesitan de nuestra ayuda. Hay días en que siento angustia y sólo la oración me saca adelante. Hoy estamos entregando casi 85 colaciones de almuerzo y pan. Estamos ayudando a familias cesantes que no pueden salir a trabajar. Lo más impactante es ver cómo brillan los ojitos de los niños cuando reciben su plato de comida caliente. Es lo más bonito tras todo este trabajo”, cuenta.
Para Orlando, sentir la angustia de los vecinos y fieles de la capilla es lo que le da fuerza para seguir adelante. “Muchos me han preguntado si voy a seguir entregando comida ahora que estamos en cuarentena. Es que la gente está desesperada, la mayoría trabaja en el comercio ambulante y no pueden salir a trabajar. He visto cómo la pobreza y la delincuencia aumentan cada día más. Y lo más triste es que nadie se ha acercado a ofrecernos ayuda, sentimos que estamos tan abandonados y que si no fuera por el apoyo de Acción Solidaria y el Arzobispado, nadie tendría nada. Y no es porque tenga rabia con los políticos, mi partido político es Cristo, pero es necesario que todos nos pongamos la camiseta”.
Por eso, si quieres ayudar a que el Comedor Solidario Padre Manuel Pino continúe existiendo, puedes contactarte con Orlando al teléfono +56 9 5839 7361. Con tu ayuda, más de 80 personas en situación de pobreza de Lo Espejo podrán recibir un plato de comida caliente todas las semanas.
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