6 Septiembre 2018 a las 11:34
En conversación con diario La Región, de Coquimbo, el capellán general del Hogar de Cristo, José Francisco Yuraszeck abordó los desafíos que tiene en la institución y su mirada sobre la pobreza, la solidaridad de los chilenos y en cómo los distintos problemas de la Iglesia influyen en la labor de la Fundación.
¿Cómo ha sido el desafío de ser el capellán general del Hogar de Cristo?
«Ha sido una experiencia hasta ahora preciosa. Mucha gente me pregunta si nos ha golpeado la crisis de la Iglesia y por supuesto, porque somos parte en un sentido bien amplio de la Iglesia Católica, pero curiosamente por ser una obra muy querida y por el alto estándar de transparencia con el que trabajamos, las personas confían en nosotros. Tenemos 350 mil socios que sostienen la obra que hacemos en todo Chile y tomo eso con alegría y también con un sentido de responsabilidad, de cuidar esa misión y esa obra para que perdure y sigamos haciendo el bien».
El Hogar de Cristo está vinculado a la pobreza, ¿cuál es su visión de esto, considerando también los últimos datos de la encuesta Casen?
«El Hogar de Cristo tiene dos focos en la misión, uno es acoger con cariño y respeto a los más pobres entre los pobres y lo segundo, convocar a toda la sociedad. Particularmente los últimos datos de la encuesta Casen, hay algunas cosas buenas como la disminución de la pobreza monetaria, pero lo que se ha estancado es la pobreza multidimensional que se mide desde el año 2009. Hay que complejizar la mirada, las intervenciones sociales y las políticas públicas y en eso, en cierto sentido, estamos al debe. Tenemos grandes desafíos y desde el Hogar de Cristo, la sociedad civil organizada y el Estado debemos continuar trabajando unidos con las personas en situación de pobreza».
Se dice que los chilenos son solidarios, se aprecia en la Teletón y en distintas campañas como en las catástrofes, a juicio suyo, ¿lo somos?
«Yo creo que sí somos muy solidarios y no solo en las campañas, por ejemplo, el Hogar de Cristo tiene 350 mil socios que sostienen más del 50% de nuestro financiamiento, pero basta que uno vaya a un barrio, a una iglesia o un club de adultos mayores y puedes ver montones de iniciativas locales que hablan de solidaridad».
En el último tiempo se ha visto un cambio de imagen en el Hogar de Cristo…
«Llevo tres meses como capellán así que no he participado del todo, pero lo que es muy interesante es que la nueva imagen tienen distintas formas y colores y agrupan las distintas causas que nos convocan, la más grande es la causa del cuidado y atención a los más pobres, pero tenemos cinco fundaciones: Hogar de Cristo, que atiende a personas en situación de calle, la Fundación Paréntesis, que atiende a personas con problemas de alcohol y drogas, la Fundación Rostros Nuevos, que vela por las personas con discapacidad mental, la Fundación Súmate, para muchachos que han sido expulsados del sistema escolar y la Fundación Emplea, que promueve la inclusión laboral. Nos dimos cuenta que ponerles nombres distintos ayudaba a lo específico de cada causa, pero no servía para comprender la misión común que tenemos y que engloba en su totalidad al Hogar de Cristo».
¿La crisis en la Iglesia los ha golpeado?
«Nos ha afectado en el sentido que somos parte de la misma sociedad chilena en donde la Iglesia Católica es un actor importante, a pesar de todo lo que se diga sigue habiendo una gran mayoría de personas que adhieren a ella. Nos ha afectado en el sentido que hay una especie de sensación ambiente de crisis grande, pero no en nuestros programas donde el cariño y la espiritualidad del padre Hurtado siguen estando muy presente y eso me ha sorprendido mucho. La crisis de la Iglesia vamos a ser capaces de superarla si ponemos en foco en la misión, en la evangelización, en la atención a los más pobres, de construir comunidad y eso debemos hacerlo con los estándares que hoy la sociedad demanda».
¿Qué le evoca la figura del Padre San Alberto Hurtado?
«Es el fundador y gran inspirador, recurrimos mucho a su pensamiento. Él fue sacerdote, abogado, profesor y un gran intelectual, escribió 13 libros y desarrolló muchas obras. Luego, en una segunda etapa de su vida cuando funda el Hogar de Cristo, la revista Mensaje, la Acción Sindical Chilena (ASICH), demostró ser un hombre que estaba con los sentidos bien abiertos a lo que estaba ocurriendo y eso es lo que más nos inspira hoy: estar con los sentidos abiertos y convocando a mucha gente. Él desde un principio concibió el Hogar como una obra de laicos y no de los curas».
A juicio suyo, ¿algún día se podrá superar la pobreza?
«En cierto sentido sí y en cierto sentido no, porque la pobreza se puede hablar en términos absolutos y relativos. En un grupo de personas siempre va a haber algunas más ricas y otras más pobres, se va progresando y siempre va a haber un grupo más pobre que otro, pero yo espero que las condiciones de indigencia y extrema pobreza, que son una gran vulneración a los derechos humanos, seamos capaces de superarlas».
¿Cuál es su visión de los hogares del Sename?
«Hay una deuda gigante de toda la sociedad, pero en especial de ese servicio del Estado. Hay que intervenir y este gobierno ha dado señales claras y positivas en ese sentido. Como Hogar de Cristo tenemos un programa piloto de dos residencias infanto adolescentes, buscando mejorar la política pública y eso se diseñó en un marco de inversión y cuidado, con espacios apropiados para cada uno de ellos. Hay niños que han sido muy vulnerados en sus derechos por sus familias o por abandono y lo que queremos hacer es apoyar a los muchachos para que desplieguen al máximo sus capacidades. Todo lo se puede hacer en infancia y adolescentes, es preventivo para el futuro».