Cinco instituciones dedicadas a la educación se unieron para crear este inédito Observatorio con la finalidad de atender los factores que llevan a la exclusión educativa y garantizar el derecho a la educación de todos los niños, niñas y jóvenes del país por igual, para que nadie se quede fuera del sistema escolar.
Por María Teresa Villafrade
9 Junio 2021 a las 16:23
El Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), el Centro de Estudios Avanzados sobre Justicia Educacional (CJE), el Centro de Investigación de Educación Inclusiva, el Departamento de Política Educativa de la Facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado y la Fundación Súmate de Hogar de Cristo se unieron en una iniciativa interinstitucional convocada por Súmate, para crear el primer Observatorio por las Trayectorias Educativas que próximamente será lanzado de manera oficial.
Según cifras oficiales del Ministerio de Educación, durante 2020 un total de 39.498 estudiantes dejaron el sistema escolar, los que se suman a 186 mil niñas, niños y jóvenes (NNJ) que previo a la pandemia ya estaban excluidos de las escuelas. Una cifra muy alta que recrudece un problema que ya venían estudiando y analizando con preocupación estas cinco instituciones mencionadas.
Liliana Cortés, directora de Súmate, señala que si bien han surgido proyectos y programas como el de Súmate que atienden la exclusión educativa, Chile carece de una política integral que permita atender los distintos factores que conllevan a la marginación del sistema educativo o a truncar trayectorias escolares efectivas.
“En este sentido, la aprobación de la Modalidad de Reingreso Escolar por parte del Consejo Nacional de Educación ocurrida este año, aparece como una política pública necesaria y atingente para tratar esta emergencia social y educativa. No obstante, hay una serie de nudos críticos a los cuales debemos hacer frente, como la necesidad de contar con una ley de financiamiento para la modalidad, la coordinación entre los actores del sistema para su implementación, comunicar de manera efectiva la implementación del proceso y atender a los requerimientos territoriales de la misma”, detalla.
Jaime Portales, jefe del área de estudios y evaluación de Súmate, agrega que el Estado y la sociedad en su conjunto deben hacerse cargo de garantizar el derecho a la Educación, especialmente con foco en los más de 200 mil NNJ que no lo están ejerciendo por distintas razones.
“Para lograr esto hay dos políticas principales que se complementan entre sí: una es la retención escolar que garantiza que el estudiante pueda continuar su educación regular, generando un trabajo de vínculo con los alumnos y sus familias, por parte del sistema escolar para que se puedan desarrollar integralmente. La idea es que permanezcan en su escuela y cuando se presentan factores de riesgo –como el ausentismo crónico, la repitencia escolar, la marginación, la maternidad o paternidad adolescente u otras– preocuparse por producir factores protectores y estrategias de retención que les permitan continuar estudiando”.
La segunda política es la de reingreso que se da cuando el NNJ abandona el sistema escolar y deben adoptarse medidas para facilitar su reingreso. “A esto nos dedicamos principalmente en Súmate, porque nuestro objetivo es ayudarles a que vuelvan a estudiar y puedan reinsertarse socialmente”, agrega.
El Observatorio por las Trayectorias Educativas surge como una iniciativa interinstitucional, que aúna a varias organizaciones preocupadas por las trayectorias educativas y aprendizajes efectivos de niñas, niños y jóvenes sin importar su condición de origen o situación social y económica. En Chile, las trayectorias educativas son truncadas por diversos factores, entre los que destacan el rezago escolar, repitencia, trabajo infantil, paternidad y/o maternidad adolescente, abandono, entre otros. Estos factores, nos llevan a establecer que un 45% de NNJ en Chile no culmina su trayectoria educativa en los 12 años lineales establecidos. Las tasas de repitencia han aumentado al doble en una década pasando del 2% al 4% y el desarrollo de herramientas y aprendizajes efectivos ha estado en tela de juicio por diversos actores.
Patricio Rodríguez, investigador del CIAE, explica: “Nuestra principal motivación como centro de investigación basal es incidir en las políticas públicas y trabajar por el mejoramiento de la educación en el país. En este caso, nos parece fundamental la trayectoria educativa porque es donde se juega el futuro de los NNJ, por lo tanto, si queremos promover un mejor país, la educación es clave. Nuestro rol en esta iniciativa mancomunada es relevar este tema para que Chile sea un país mejor, en especial en la situación en que nos encontramos actualmente. Hasta donde sé, es inédito que exista un Observatorio enfocado en la trayectoria educativa, porque estamos relevando que no solo los NNJ deben permanecer en la escuela sino que tengan un propósito en esa escuela y que, a largo plazo, con ese propósito sean capaces de desarrollar la autonomía para la vida. No es el objetivo del Observatorio que los NNJ pasen 12 años encerrados en la escuela sino que cuando salgan de esa escuela tengan las competencias relevantes para desenvolverse en la vida. Hablamos de una trayectoria educativa de calidad y equitativa para todos”.
Verónica López, directora del Centro de Investigación para la Educación Inclusiva, explica lo que se entiende como educación inclusiva que no tiene relación con las personas con discapacidad sino con la posibilidad de que el sistema educativo genere las condiciones para que todos los NNJ, independiente de sus condiciones o diferencias culturales, de género, de lengua, de etnia, de sus capacidades cognitivas, de nivel socioeconómico, de enfermedad crónica u otras, tengan la ocasión no solo de acceder sino de participar, desarrollarse, sentirse acogidos y también progresar y egresar del sistema de educación formal.
“La inclusión no es una meta, es un proceso que implica la interrelación entre políticas de inclusión no solamente educativas sino también de inclusión social, económica y territorial. Por otra parte, de cultura facilitadora y orientada a entender como un valor positivo la inclusión, la cohesión social, la participación de los NNJ como sujetos de derechos y, por tanto, el establecimiento de prácticas democráticas inclusivas dentro de la escuela que propendan a la generación de formas constructivas, formativas, pacíficas, dialógicas de resolución de conflictos. Las prácticas son las acciones concretas que los profesores del aula regular realizan –y los directivos también– al solicitar profesionales de apoyo a la educación como pueden ser los educadores diferenciales, los psicólogos, los educadores sociales, de manera que no sean apoyos de carácter individual pensando en que el problema lo tienen los niños individuales sino de cambio de políticas internas de la escuela que permitan mejorar la cultura escolar hacia una cultura acogedora que favorezca el compromiso escolar de los estudiantes”, dice.
Todos estos temas tienen que ver con la exclusión y guardan directa relación con la trayectoria educativa. “Lo ideal teórico es que un estudiante pudiese ingresar en los primeros ciclos de educación inicial con sus compañeros y finalizar con ellos en cuarto medio. Pero sabemos que esa es una realidad reservada para el sector de la élite en Chile, los estudios de Néstor Triviño y Juan Pablo Valenzuela han mostrado que solo el 14% de los niños en Chile tienen esa posibilidad y están representados en los colegios particulares de élite”, explica.
La realidad de Chile es de una alta movilidad social producto de precariedades laborales, de pérdidas de trabajo, de inestabilidades diversas, que producen movilidad residencial y afectan la permanencia de los estudiantes en un mismo establecimiento. “Tenemos además un sistema que financia la educación bajo la lógica de voucher como un dispositivo que promueve la educación como mercado educativo. Si la educación no está garantizada, su financiamiento es por matrícula con asistencia, y eso afecta claramente a las escuelas que enseñan a aquellos estudiantes que son más difíciles de enseñar en el sentido de que sus condiciones culturales, de origen socioeconómico, étnico y sus condiciones de género los alejan de lo que la escuela trata de normalizar. En vez de una escuela homogénea, lo que necesitamos es una escuela diversa y que acoja la diversidad, y eso es la inclusión. Las trayectorias educativas deben ser flexibles y dinámicas. Sabemos que un estudiante que permanece con su grupo de pares tiene menor posibilidad de ser empujado fuera de la escuela. Cada vez que un niño transita de una escuela a otra aumenta el riesgo de exclusión”, explica Verónica López.
Para Verónica López, el Observatorio de Trayectorias Escolares está visibilizando que tenemos trayectorias muy discontinuas, que van fragilizando la posibilidad de poder prosperar no solo educativamente, sino en la vida. “Las trayectorias escolares tienen que conversar con la literatura y la evidencia científica pero también con el mundo social, con la sociedad civil y con los hacedores de políticas educativas respecto de otras nociones como la inclusión educativa. Hoy Chile tiene un ambiente de política educativa híbrida, con leyes que tienden hacia la inclusión como otros cuerpos legales que tienden a la homogenización y a castigar las escuelas que acogen la diferencia con el sistema de SIMCE”.
López concluye: “Como Centro de Investigación para la Educación Inclusiva vimos con muy buenos ojos la invitación que nos hizo Fundación Súmate a sumarnos a este proyecto que estamos diseñando en conjunto”.
PARTICIPANTES DEL OBSERVATORIO