El jardín infantil Sol Naciente del Hogar de Cristo, ubicado en Lo Espejo, recibe a un poco más de cincuenta niños entre los dos y cuatro años de edad. Es uno de los pocos establecimientos de su categoría en una zona caracterizada por la alta vulnerabilidad social. En estas líneas, te contamos brevemente de nuestro trabajo en este espacio y de la visita internacional que recibimos hace unos días.
Por María Luisa Galán
25 Enero 2022 a las
13:02
“Para él esta es una oportunidad de crecimiento, que tenga contacto con más niños de su edad y que aprenda. Yo trabajo y antes de que viniera al jardín, me complicaba quién me lo viera”, cuenta Nicole Espinoza, joven madre de 33 años que sueña con un mejor porvenir para su hijo Alejandro, de casi tres años.
Él es uno de los 52 niños que asisten al jardín infantil Sol Naciente del Hogar de Cristo, ubicado en Lo Espejo, en la población Las Turbinas. A través del modelo educativo Montessori, las educadoras trabajan por el desarrollo integral de sus pequeños pupilos; que sean capaces de tomar decisiones y que aprendan a desarrollar su voluntad. Y como bien dice el dicho, “guatita llena, corazón contento”, los niños son aún más felices cuando reciben sus colaciones y almuerzos elaborados y preparados por un equipo de nutricionista y manipuladoras de alimentos.
Durante el 2021 miles de niños y niñas asistieron a nuestros 35 establecimientos repartidos en varias ciudades del país. La “particularidad” de los jardines del Hogar de Cristo es que están donde nadie más está, en zonas de alto riesgo y vulnerabilidad social, donde la mayoría de las familias tienen múltiples necesidades que no sólo pasan por el tema económico, sino también de acceso a servicios como salud, vivienda, entre otros. Y desde hace un tiempo, hay otro factor que preocupa. “También nos encontramos con padres que están metidos en el narcotráfico, por lo tanto es un tema que los jardines administran, porque no es ajeno a los que pasa con niños y niñas. Es un contexto a veces violento, de mucha escasez, negligencias derivadas del consumo, entonces vamos mucho más allá de lo que pasa en el aula”, dice Claudia Fasani, jefa de educación inicial en Hogar de Cristo.
Traspasando fronteras
En octubre de 2021, las organizaciones: Centro Iberoamericano de los Derechos del Niño (CIDENI), Fundación Colunga, Fundación Hogar de Cristo, Núcleo Milenio para el Estudio del Curso de Vida y la vulnerabilidad (MLIV) de la Pontificia Universidad Católica de Chile y UNICEF, publicaron el estudio “Nacer y Crecer y Pobreza”, una investigación que revela las barreras, adversidades y discriminaciones a los que se enfrentan miles de niños y adolescentes durante su desarrollo.
“Las niñas y niños que crecen en pobreza tienen mayor probabilidad de vivir en pobreza como adultos, de estar expuestos a entornos violentos o contaminados, desarrollar enfermedades infecciosas, crónicas, y mentales, y tienen menor probabilidad de terminar su educación formal”, se lee en la investigación.
A raíz de esta publicación, es que la periodista española, Alejandra Agudo (39), visitó Santiago durante diez días. Hace nueve años que trabaja en el diario El País de España. Cuenta que desde enero de 2014 que es parte del equipo de la sección de “desarrollo sostenible”, dedicada a relevar la pobreza en el mundo y financiada por la fundación Bill y Melinda Gates. Ha viajado a diversos países, como Kenia y Costa de Marfil. Y aprovechando una invitación de la Unión Europea, se quedó unos días más para conocer lo que es crecer y nacer en pobreza en Chile. Recorrió varios puntos de pobreza en la capital, como La Pintana y, antes de emprender el viaje de regreso a Madrid, visitó el jardín infantil Sol Naciente y contestó algunas preguntas.
-Desde lo que te ha tocado ver y visitar, ¿hay alguna diferencia en términos de pobreza en Chile y España?
-Si bien España es un país desarrollado, sí hay pequeñas bolsas de pobreza, quizás no tan extensas como en Chile. Durante la crisis del 2008, por ejemplo, se evidenció la pobreza infantil y creo que hay esa similitud. La mayoría de la población es clase media y media alta, y las capas más vulnerables terminan siendo invisibilizadas y sin opciones de progresar. Ahí está el trabajo de las organizaciones y de las políticas públicas para que no se quede atrás.
-¿Con qué impresión te vas de Chile?
-Como viajo por trabajo, me llevo impresiones de contrastes de la gente que visito en lugares populares y, luego, están los restoranes donde como, los hoteles donde me alojo. No siempre es así, voy y como donde se puede, ayer comí en una olla común en La Pintana; pero siempre se da ese contraste. Y de Chile me llevo esa impresión de la desigualdad, que es uno de los grandes males de la región de América Latina.