CASEN 2022: Una noticia buena, una mala y otra desconcertante
Por Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo Hogar de Cristo
31 Julio 2023 a las
14:55
Que la tasa de pobreza por ingresos sea de 6,5%, lo que representa una disminución de 4,2 puntos porcentuales en relación a la CASEN 2020, que arrojó una tasa del 10,7%, es –sin duda– una buena noticia. En términos de magnitud poblacional, este descenso significa 788.509 personas menos en situación de pobreza. Este 6,5% también es menor a la medición de 2017, que entregó una tasa de 8,5%.
Chile y sus habitantes más pobres sortearon mejor de lo que creíamos los estragos de la pandemia y el desplome económico que ella trajo. Así, el porcentaje de pobres se redujo desde la desoladora medición de 2017; también el porcentaje de personas que viven en pobreza extrema. Incluso la pobreza multidimensional bajó.
Esto se explica en los ingresos obtenidos por medio de subsidios monetarios extraordinarios, que se incrementaron de manera sustancial en la pandemia y que –con más o menos cambios- se mantuvieron durante el periodo de levantamiento de la CASEN 2022. Por ejemplo, el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) Laboral siguió vigente hasta 2023.
La mala noticia es que el nivel de ingresos autónomos –el que se funda en el trabajo, en la plata que ganan las personas por sí mismas– está prácticamente congelado desde hace una década, según la misma CASEN. Los chilenos tienen casi los mismos ingresos de 2013. No ha habido progreso en diez años.
Peor aún, los ingresos de los quintiles más bajos han caído. El 10 por ciento de menores ingresos gana la mitad que hace diez años.
Es positivo comprobar que, como dijo el ministro de Hacienda, Mario Marcel, a propósito de estos resultados sorprendentes, es que “en esta oportunidad, la política pública fue más importante que el crecimiento”. Que fueron los subsidios monetarios primero masivos y luego más focalizados, los que permitieron a la población, sobre todo a la de los menores quintiles de ingresos, sobrellevar la crisis generada por la pandemia.
Lo preocupante es que el futuro no debe dejarnos tranquilos: salvo la PGU, esas transferencias extraordinarias ya se acabaron o están por terminar; fueron para tiempos de crisis y no serían sostenibles en el tiempo. El Estado se ha endeudado, los chilenos nos consumimos los ahorros fiscales acumulados durante años y la inversión está cayendo.
Además de estas miradas contrastantes –estas buenas y malas noticias–, está el desconcierto que nos genera como Hogar de Cristo la baja en la pobreza multidimensional, dada la realidad que constatamos nosotros a diario en nuestro quehacer, en dimensiones como educación y habitabilidad, que son parte clave de esta medición. En el terreno, vemos el alto nivel de inasistencia escolar y los números preocupantes de exclusión educativa. Asimismo, y de acuerdo a la mirada de Techo, el allegamiento de las personas ha aumentado, no así el hacinamiento, pero la crisis de vivienda es una realidad.
Creemos que la entrega sistemática de más información, nos ayudará a salir de este estado de desconcierto que nos provoca la disminución de la pobreza multidimensional, antecedente que merece más luz.
Otro dato relevante es precisar que la CASEN no incluye a las personas en situación de calle, porque es una encuesta que se realiza en hogares, por lo tanto no aparecen reflejados.
Y un antecedente lamentable, en el que estamos pegados, es constatar que son las mujeres y los niños los que siguen saliendo peor parados en las mediciones de pobreza.
Hay realidades que no mejoran.
(PUBLICADA EN EL MERCURIO, 31 de julio 2023)
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