José García Ramos: Me defino como un náufrago de la vida
29 Diciembre 2016 a las
15:17
Dice ser un hombre civilizado, amante del arte y un náufrago de la vida; vivió en exilio durante ocho años en Francia, y una vez de regreso en nuestro país comienza un periplo que lo lleva a reinventarse.
Por Verónica Vidal
José García nació en Santiago el 16 de abril en 1944, hijo de José García y Elia Ramos. Es el tercero de cuatro hermanos y recuerda su infancia con mucha nostalgia y alegría. Junto a sus hermanas jugaban todo el día en la calle; hacían mucha vida de barrio y existía una muy buena convivencia con sus vecinos. “Recuerdo que jugábamos con cosas simples, con juguetes de madera. Mi juego favorito era andar en monopatín por Avenida Sur”.
Siempre le interesó el arte, por lo que entró en 1968 a estudiar Bellas Artes en la U. de Chile, donde obtiene el título profesional de Dibujo y Pintura. Fue profesor ayudante y profesor de dibujo de primer año.
Participante activo en temas sociales y políticos, a los 29 años contrae matrimonio con Mireya. Debido a la situación política del país en aquel entonces (1974), ambos deciden solicitar asilo en Francia. Vivieron 8 años en París, donde se desempeñó como dibujante y pintor. En su matrimonio no tuvo hijos, al cabo de unos años terminó su relación y José volvió a Chile. “Me encontré con un país cambiado absolutamente, costumbres distintas, las personas eran distintas. Lo que más me llamó la atención fue lo que había cambiado la ciudad, hasta los ruidos cambiaron. No los reconocí. El olor de la ciudad era completamente distinto”. Una vez en Chile ingresa a Inacap y estudia Cocina y trabaja en este rubro por más de diez años.
ACCIDENTE DE PELVIS
En el 2010 sufre una fractura de pelvis que lo mantuvo hospitalizado siete meses. Al ser dado de alta y no contar con el apoyo de redes familiares, viaja a Punta Arenas a la casa de amigos cercanos, Luego regresa el 2015 a Santiago en busca de una alternativa habitacional estable e ingresa en forma transitoria en junio del año pasado a la Casa de Acogida Padre Josse van Der Rest del Hogar de Cristo, donde recibe apoyo en la búsqueda de una residencia definitiva.
VOCES SIN PREJUICIO
José es parte de la Campaña Navideña que este año las Fundaciones Hogar de Cristo están lanzando bajo el lema “Voces sin Prejuicio”. “Para mí Hogar de Cristo es mi familia y es importante ayudar a que vivamos sin prejuicios, a vernos todos como iguales y a no discriminar”.
En lo que respecta a sus recuerdos de Navidad en su infancia, su expresión cambia y su rostro se ilumina y nos señala: “Ohh! Tengo los mejores recuerdos. Cuando yo era chico, a fines de los 40, tenía 6 años, en mi casa se ponía un pino de Pascua y un pesebre e íbamos a la Misa del Gallo, y lamentablemente hemos perdido el sentido de lo que significa esa costumbre. Para mí la Navidad es el nacimiento, el sentido principal. La hemos transformado en una fiesta exclusivamente comercial, y eso me apena enormemente”.
En su año de permanencia en la Casa de Acogida, José ha participado de las diversas actividades y talleres. “Este año ha sido muy bueno y productivo para mí; entré al taller de madera y eso me ha tirado para arriba. Son tres días a la semana que espero con ansias. Es una actividad exigente, en la que hacemos todo tipo de cosas, tablas de presentación, bandejas, etc. y después las vendemos”. También se interesa en temas relacionados con la actualidad y política. Formó parte de los primeros encuentros locales de la Asamblea del Proceso Constituyente: “Participé y me pareció muy positivo, ahora espero que resulte y no se quede estancado y que esto que llamamos elite política, que no es más que una expresión del despotismo ilustrado, lo haga por nosotros y que se exprese el verdadero espíritu ciudadano”.